1. En el primer cromo se ve a dos de los principales ideólogos de un mundo que tiene muchos nombres (Sumar, Podemos, comuns, Más Madrid, etc.), pero que en realidad es lo mismo de siempre. Uno de los rostros pertenece a Jorge Verstrynge, profesor y maestro de todo este grupo en la Complutense, alma mater del 15 de mayo de 2011. De joven, Verstrynge fue próximo al Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE). Su padre era un colaboracionista belga seguidor del criminal de guerra nazi Léon Degrelle. Posteriormente fue el sucesor de Manuel Fraga en Alianza Popular y el candidato más ultraderechista que ha tenido nunca esta formación que después se rebautizó como PP. El segundo rostro pertenece a Vicenç Navarro, principal valedor intelectual de Ada Colau y de los comuns en Cataluña (solo llegaremos a buen puerto "si se apoya y se vota a alcaldesas como Ada Colau y su gente de En Comú Podem", dijo en mayo del 2019). Navarro fue denunciado públicamente en abril de 2023 por situaciones muy graves de abuso de poder y episodios de maltrato laboral terroríficos. Contemplando este primer paisaje, el doctor Íñigo Errejón Galván puede estar tranquilo: no le pasará nada, todo se olvidará pronto. De Navarro ya no se acuerda nadie y del pasado de Verstrynge casi tampoco gracias a mantener posiciones de extrema izquierda y, por tanto, de disponer de una superioridad moral que ningún periodista dócil y poco documentado le discutiría. Errejón no será la excepción.
2. Esta consideración sobre los medios nos lleva al segundo cromo. Permite que vayamos completando la panorámica del peculiar universo mental en el que habita este personaje y sus amigos, conocidos y saludados. ¿Se acuerdan del no-caso de Eduard Pujol, por ejemplo? La concejala de Pineda de Mar Noemí Llorens hizo una denuncia falsa por acoso, como ella misma reconoció después, con la intención de "hacer daño". A Pujol lo crucificaron mediáticamente y pasó a ser un cadáver civil ipso facto. En cambio, yo diría que el nombre de Jimmy Bennett no les suena de nada, y es normal: la mayoría de medios ocultaron ese nombre hasta extremos que desde la perspectiva de la deontología periodística pueden considerarse inquietantes. Resulta que una de las impulsoras del Me Too, Asia Argento, abusó de él cuando aún era menor de edad. Para evitar la denuncia, le pagó 380.000 dólares. Volvemos a la misma conclusión que antes: Errejón puede estar tranquilo. Nadie sabe quién es Jimmy Bennett, pero todo el mundo recuerda que Eduard Pujol fue durante un tiempo una especie de monstruo degenerado. Como Asia Argento pertenece a la misma galaxia política de Errejón, tiene derecho al olvido. Otros no. Todas estas cosas hoy nacen, se pudren y mueren en la gran letrina de las redes sociales. La tragedia de todo es que la inmensa mayoría de denuncias por maltrato son ciertas y que la inmensa mayoría de las víctimas son mujeres. Errejón, pues, no sabe lo que ha hecho. O quizá sí…
3. El 15-M fue la versión paródica milennial del Mayo del 68, que por su parte fue una parodia pop de la revolución de 1848. Paródico o no, el 15-M era juego ideológico puro, sin ningún tipo de horizonte político real, realista o vagamente realizable. Su cosmovisión era una mezcla de marxismo desobrerizado, progresismo puramente estético, axiología postmaterial (en el sentido de Ronald Inglehart) y constructivismo posmoderno guiado por personajes como Michel Foucault, el santo Tomás de Aquino de la escolástica de género. Este caldo espeso pero a la vez insustancial que parodiaba una revolución de burlones tenía un problema: el de la gestión del deseo. Sí, ya sé que suena raro, pero el problema del camarada Errejón y de sus compañeros de viaje era y es exactamente este. Repasen la patética carta de ese impresentable y lo entenderán. Es un compendio intelectualizado de excusas en clave ideológica, no ética, y quizá podrían compartirla algunos de sus correligionarios. Más o menos es esto: “Tengo una inquietud en la bragueta que sé que es lesiva para las mujeres que tienen la mala suerte de cruzarse conmigo; pero, claro, lo que consideramos que está bien o que está mal solo es una construcción cultural alienante creada por la religión y tal y cual, y además es imposible escapar del influjo tóxico del heteropatriarcado binarista controlado por el Ibex 35, la CIA y el Vaticano, y eso y lo otro. Por lo tanto, no soy responsable de lo que hago y por eso no pienso pedir perdón. Y si no piensas como yo, pasa que eres un facha de extrema derecha y deberían cancelarte, ¿vale?”