Un mundo de impunidad

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El secretario general de la ONU, António Guterres.

Algunos piensan que Naciones Unidas no sirve para nada y otros contestan que sin ONU el mundo sería aún peor porque, al menos, produce una ilusión de comunidad global al facilitar asiento, voz y voto a todos los estados del mundo, reunidos en asamblea general. Sí, luego vienen las votaciones al Consejo de Seguridad, bloquean lo que conviene y las buenas intenciones se acaban allí mismo.

Pero las Naciones Unidas sirven, al menos, para poner palabras en el estado del mundo. Palabras sopesadas en la balanza diplomática, para que todo el mundo lo entienda sin señalar demasiado con el dedo a nadie. Como las de ayer del secretario general António Guterres, cuando habló de un “mundo de impunidad”. De "desigualdad y de impredictibilidad" también, pero sobre todo, de impunidad. En sus propias palabras, "el nivel de impunidad en el mundo es políticamente indefensable y moralmente intolerable". Sí, lo estamos viendo todos los días en Gaza y ahora en Líbano, o en Ucrania, para hablar de los conflictos más evidentes. Pero la moral los estados la pasan por el forro, y que la impunidad sea políticamente indefensable es el menor de sus problemas mientras sea militarmente inatacable.

Dice Guterres que "cada vez más gobiernos pueden invadir otro país, arruinar sociedades enteras o ignorar por completo el bienestar de su propia gente". Esto ya lo habíamos notado, pero se agradece la claridad. Lo terrible viene al final de la frase: “Y no pasará nada”. Parece el comienzo de un epitafio y debemos rebelarnos para que no sea profético.

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