No nos toquéis la deuda, catalanes
El acuerdo para la amnistía, y para la investidura, que cerraron el jueves el PSOE y ERC incluye la condonación de una parte de la deuda de Catalunya con España, que se hace extensiva a todas las comunidades autónomas. En caso de que salga adelante, este acuerdo, ay, beneficia también a las comunidades gobernadas por el PP, que en este momento son 11 (cinco de ellas, gracias a los acuerdos con Vox). Como el PP rechaza frontalmente todo tipo de acuerdos de los socialistas con los independentistas catalanes, sean de ERC o de Junts, ahora estas comunidades se encuentran en el aprieto de tener que renunciar a un acuerdo que las beneficia. Las comunidades del PP no quieren ser beneficiadas por unos acuerdos que son un peligro para la democracia (según Aznar), una humillación (según Feijóo) o que conllevan la abolición del estado de derecho en España (según los vocales del Consejo General del Poder Judicial, los mismos que llevan seis años incumpliendo el mandato constitucional de la renovación de la cúpula de ese organismo, por motivos estrictamente partidistas). Dicho todavía de otro modo, los presidentes de las comunidades autónomas del PP se encuentran con que deben anteponer el discurso del partido (el relato, si se quiere decir así) a la aplicación de una medida que les beneficia.
Y que también les desmonta alguna de las mentiras con las que adornan ese discurso o relato. En Baleares, la presidenta Marga Prohens lleva meses activando una alerta anticatalana según la cual, cuando los socialistas se entienden con los independentistas, las que acaban pagando la fiesta (lo suele decir así) son Baleares. Esto es tan absurdo como falso: nunca un céntimo del déficit de Baleares (que es endémico y uno de los más descompensados de las balanzas fiscales españolas) se ha ido a “pagar” nada de Catalunya. El déficit de Baleares, como el de las otras comunidades infrafinanciadas (como, precisamente, Cataluña y la Comunidad Valenciana) se va a Madrid y no vuelve nunca más, ni en forma de financiación ni de inversiones, y se aplica otras comunidades, en virtud del llamado principio de solidaridad interterritorial.
El hecho es que el acuerdo entre ERC y el PSOE supone en Baleares el ahorro del 20% de esta deuda (que se arrastra de los tiempos del nefasto ministro Montoro, del PP, que iba por Andorra presionando a banqueros para construir pruebas falsas contra políticos catalanes). Es decir, mil milloncitos de euros. ¿Renunciará Marga Prohens, en nombre de la unidad de España? No sería de extrañar, ya que, hace poco, el Ayuntamiento de Palma (también gobernado por PP y Vox) renunció a 13 millones de euros de fondos europeos que iban destinados a carril bici, buses ecológicos y un proyecto de zona sostenible dentro de Palma. La condonación de una parte de la deuda de las comunidades con el Estado es un ejemplo clásico de pescado al cuerno, y extender la medida a todas las comunidades autónomas, un paradigma de café para todos. Pero el refranero patriótico es taxativo en estos casos: antes honra sin barcos que barcos sin honra, dice un dicho. Y otra, aún peor, la maté porque era mía.