Nostálgicos en contradicción
Se abre el telón. El portavoz de Més por Mallorca, Lluís Apesteguia, recuerda a la presidenta balear. Marga Prohens, del PP, que rompió el pacto para mantener la ley de memoria democrática tras el acuerdo al que habían llegado en diciembre con los partidos de izquierda. El Govern Balear ha apoyado ahora una propuesta de Vox para derogarla. La presidenta Prohens responde al diputado Apesteguía que "el dictador Franco murió antes de que usted y yo naciéramos, y los únicos que charlan son los de la izquierda". Se cierra el telón.
Obviamente ni eso es un chiste ni hace gracia. Pero escenas como ésta, que ha tenido lugar esta semana, se repiten sistemáticamente en nuestros días políticos. Argumentos que caen por su propio peso absurdo se consideran válidos por un debate que debería ser más maduro y, sobre todo, más exigente. Porque si de lo que se trata es de dejar atrás a todo el que murió antes de nosotros se me ocurre una lista larga de celebraciones patrias que podrían desaparecer, por no hablar de todas las religiosas, que ni siquiera se pueden certificar como verdaderas. Pero ahí radica el debate. Si la verdad de lo que ocurrió es la versión de cada uno. Como lo que todavía nos intentan colar como "Transición ejemplar". Aunque vete a saber a qué ejemplos se han referido toda la vida.
En el debate de Baleares, si es que se puede considerar como tal, un diputado de la extrema derecha también se queja de que la ley de memoria democrática no reconoce "a las víctimas de ambos bandos". Porque, como todo el mundo sabe, Franco ganó las elecciones. Creo que hay ciertas confusiones con Alemania. Pero como todos murieron antes de que nosotros naciéramos... (no es mi caso). Con esta lógica estamos a un paso que se cree la ley de memoria de la dictadura, donde también habría un debate, infantil seguramente, a menos que en las dictaduras los debates se acaben antes y por la vía rápida. Pim, palmo.
Lo que intenta, con éxito, toda esta gente, es envolver la madeja y hacer luz de gas, a ver si la mayoría conseguimos creernos de una vez que con la dictadura se vivía mejor y que si hubo una guerra civil fue para salvar al país de la depravación de las políticas republicanas. Porque la República no previó pantanos y la Sección Femenina era feminista. Sólo esto ya justifica un golpe de estado. Por cierto, y tampoco es un chiste: la presidenta balear ha anunciado que el Govern prepara un homenaje a las víctimas de los bombardeos de la aviación republicana sobre Palma durante la Guerra Civil. Y todo para que la extrema derecha vote a favor de los presupuestos. Ésta es la excusa perfecta. Pero como nacieron después de la muerte del dictador será un tema generacional.
Somos en ese momento tan loco de la historia en la que la historia se gira como un calcetín y se vuelve a utilizar para ponerlo en un pie que lo que sabe hacer mejor es pisar los derechos humanos. Estamos en un momento de la historia en el que la historia queda tan lejos a algunos que pueden celebrar el genocidio americano de 1492 con un orgullo festivo al menos cuestionable y acusar de pesados a quienes insisten en recordar a un señor que gobernó a golpe de garrote vil al país durante 40 años para no volver a caer en las mismas garras. Pero está claro que mientras unos hablan del lobo, otros ven un cordero. Y fíjese hasta dónde llega la paradoja del momento actual, que justamente son los más nostálgicos los que quieren que los demás dejemos de hablar del pasado.