Patriotas por la pasta

La Fiscalía Anticorrupción ha visto indicios de financiación irregular en Vox y se ha puesto a investigarlos. Bien, ya era hora. La pregunta clásica de Josep Pla ("Esto, ¿quién lo paga?") se llena de manchas y sombras negras cuando se formula en relación a las extremas derechas europeas, en general, ya la extrema derecha española, en particular. También a la catalana: el Tribunal de Cuentas ha detectado "incumplimientos legales e infracciones" en su primer informe de fiscalización en Aliança Catalana, como puede leer en la información de este diario.

En el Parlamento Europeo, Vox forma parte del grupo Patriotes por Europa, o simplemente Patriotas, el mismo al que pertenecen Fidesz – Unión Cívica Húngara, que es el partido de Viktor Orbán, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen o la Liga italiana de Matteo Salvini–. Son el tercer grupo de la Eurocámara, y representan un frente anti Unión Europea que se alimenta, parasitándolos, de los recursos de las instituciones europeas. También de dinero proveniente de Rusia, ya que los Patriotas por Europa son los amigos de Putin en Europa. Esto significa que también son los representantes de los intereses de Trump, dada la consolidación cada día más evidente del entendimiento entre EE.UU. y Rusia contra la Unión Europea, que quedó patente y sobreinterpretada en el episodio de el atropello de Trump y su lame Vance a Zelenski, dentro del Despacho Oval. Patriotas por Europa podrían llamarse Caballos de Troya por Europa. O directamente, para utilizar una palabra que a ellos les gusta mucho, Traidores contra Europa. Es el mismo grupo al que se adscribirá Aliança Catalana si un día tiene representación en el Parlamento Europeo (es previsible que lo tenga). Su razón de ser es desestabilizar a la Unión, en favor de los intereses de un presidente de Rusia que actúa como un dictador y de un presidente americano que desafía a los poderes democráticos.

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El aceite que maneja latinas las juntas de todo este furor patriótico a ambos lados del Atlántico es el dinero. Los de Putin llegan a los amigos europeos vía oligarcas, y también a través de Fidesz, que al parecer actúa de caja repartidora. Un periodista de extrema derecha como Jiménez Losantos, peleado con Santiago Abascal por cosas de fachas, acusaba la semana pasada al líder de Vox de haber cobrado nueve millones de euros de Putin a través de Orbán: estos personajes tienen una credibilidad nula, pero suelen decir alguna verdad cuando tienen rabietas entre ellos, que es a menudo. Más segura, porque fue confirmada por el propio interesado, es la procedencia de un millón de euros con los que se financió Vox al principio: venían del Consejo Nacional de Resistencia de Irán, o CNRI, un grupo de millonarios iraníes contrarios al régimen de Teherán, para quien Aleix Vidal-Quadras trabajó como lobista durante el lobista. Un 80% de la campaña de Vox en las elecciones europeas lo sufragaron también los iraníes. Es bueno recordar estas cosas, y es bueno (después de todos estos años de dejarles campar a relucir) que la Fiscalía Anticorrupción se interese finalmente por Vox.