El peligro de no ver las mafias como lo que son

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Operación policial contra la mafia armenia

El crimen organizado es difícil de retratar y perseguir porque vive, en buena parte, escondido y camuflado en toda una trama de negocios que combinan la legalidad con la ilegalidad. En esto coinciden casi todos los expertos consultados con motivo del dosier sobre mafias que encontraréis hoy, que apuntan cómo este proceso de transformación de las principales mafias en un tipo de empresas transnacionales con intereses a los dos lados se ha acelerado con la pandemia. 

La imagen del mafioso tipo Soprano cada vez es menos real, aunque no se puede menospreciar de ninguna forma ni el crimen ni la utilización de la violencia, que continúa presente en la mayoría de organizaciones. Hoy mostramos un panorama general de esta evolución y también de cuáles son todavía los principales grupos de mafia organizada que hay en el mundo, muchos de los cuales tienen relaciones entre sí y se reparten y distribuyen el negocio colaborando para ser más eficientes en la parte que controlan mejor. 

Pero hay que estar muy atentos a las diversas alertas de los expertos que llevan años siguiéndolos la pista. Una es global: hay la sospecha fundamentada de que los grandes grupos mafiosos, con extorsión, se vayan quedando empresas legales para mirar de conseguir un buen trozo del pastel de los fondos europeos por la pandemia. Lo han hecho con otros tipos de subvenciones y, como dice el sociólogo Umberto Santino, uno de los grandes expertos italianos, se espera que ahora pase lo mismo. Por eso han saltado todas las alarmas. 

Centrándonos en Catalunya, tenemos que estar muy atentos a las mafias de la marihuana, porque se ha comprobado que este negocio, que en principio podría parecer menos peligroso que otro tipo de narcotráfico, está derivando igualmente en un considerable aumento de la violencia y, lo que es más peligroso, en más infiltración de las mafias en las administraciones y las cúpulas de los estados (como ha pasado en México o Colombia, por ejemplo), que al final es uno de sus grandes objetivos. Los casos de agentes de policías locales o de los Mossos implicados en actuaciones de algunos de estos grupos organizados han hecho saltar las alarmas y muestran que, igual que ha pasado a gran escala en el sur de España, el narcotráfico mueve dinero fácil que tienta a mucha más gente de la que se podría pensar.  

Los tentáculos de los grupos del crimen organizado se infiltran a la economía legal y en las administraciones y no siempre es fácil identificarlos. Hay el peligro evidente de que el fenómeno sea tan grande que se haga difícil discernir qué es legal y qué ilegal. En Italia esto lo saben bien y, a pesar de todos los esfuerzos, les cuesta mucho resolverlo. No se puede minimizar el problema y quizás empieza a ser hora que en el ámbito europeo haya una actuación más coordinada y contundente para parar la expansión. La globalización y las oportunidades de la red los han vuelto más invisibles y esto los convierte en más peligrosos. 

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