Prat de la Riba en Cercanías

El otro día Enric Prat de la Riba quería tomar el tren a Cunit. Esperó 234 horas, 36 minutos y 10 segundos. Se murió deshecho. Para aclarar informaciones falsas, desde hace más de un siglo Enric Prat de la Riba no es un nombre de calle. El 1 de agosto cumplió 108 años que estiró la pata en el andén de la vida el primer presidente de la Mancomunitat de Catalunya y ferroviario ordenador desde 1914.

Él estaba con unos compañeros de trabajo en una vía muerta mirando el mapa del país y bebiendo tragos de vino de esperanza. Vea aquí. En 1914 Cataluña tenía 1.533 kilómetros de vía férrea. Y ahora miren allí. Los Países Bajos, 3.399; Suiza, 5.112, y Bélgica, 8.814. Ya llevaban unas copitas y bebieron que aquí necesitábamos 3.200 kilómetros de vías. Hicieron un dibujo: "Gráfico de la red de ferrocarriles de Catalunya en relación a la nueva división territorial". Perdón, ¡eh! Pero no sé si ustedes son de Cal Perspicaç, pero han visto que no aparece la palabra cercanías, ¿eh? Todo es central. Desde el Valle de Arán a Alcanar. Y desde Fraga a Torroella de Montgrí. Todo es la yema del huevo hecho hierro. Nada está lejos, todo está cerca. Y el tren da cabeza. Se tardó dos siglos en llegar hasta aquí.

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Había mucha confusión. Durante mucho tiempo los catalanes creían que en 1714 era una derrota que les había borrado del mapa. No, no: fue el inicio. Por eso, cuando vino en 1914, el cuentakilómetros del país se puso a cero. En blanco. De repente brotó en el mapa de Catalunya algo que nadie sabía qué era. El velocímetro empezó a correr huido. El país en blanco se llenó de puntos, cuadrados, píxeles... El ferroviario Prat de la Riba jodió un grito-pitido y el tren salió de la estación: "Queremos que nuestros municipios puedan dotarse de todos los servicios de instrucción, de policía urbana y de aprovechamiento rural proporcionados a su importancia, hasta llegar a su importancia, hasta llegar solo ayuntamiento de Cataluña que deje de tener aparte a los servicios de policía su escuela, su biblioteca, su teléfono y su carretera". Y brotó todo esto y más multiplicado por mucho más.

Cuando llegaban los trenes del futuro las personas hablaban, miraban, soñaban diferente... Todas aquellas formas diminutas, dispersas, esperanzadas, contagiosas, formaron juntas una imagen y vimos un país que iba más allá de sus límites físicos y mentales. La Mancomunidad de Cataluña (1914-1925) es el primer kilómetro, punto. Píxel de píxeles. El instante en el que los catalanes de todo el país dejaron de estar solos. Se reconocieron. Se enlazaron. Pero si esto fue así fue porque la Mancomunidad no trabajaba para dibujar el presente: lo hacía para el "mañana". Hoy, cualquier imagen de nuestra vida está formada por cientos, miles o millones de píxeles. Y Prat de la Riba, poco antes de morir en 1917, deshecho, lo dijo:

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"No hemos hecho la Mancomunidad para tener una diputación más grande, ni para dar al alma catalana un pequeño cuerpo de administración subordinada, secundaria: una provincia. Todos, yendo más suyo, viene más allá, y deteniéndonos todos, yendo más allá, todos yendo más allá, todos yendo para Cataluña un cuerpo de estado". Dijo "cuerpo de estado". Repetimos: "Cuerpo de estado". No cuerpo de helado. Estamos en el andén de la vía-vida muerta deshaciéndonos.