Psicóstasis Barcelona 2048

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El amanecer de este miércoles con nubes delgadas en Barcelona

Takayuki Maejima se da cuenta enseguida. Estos tipos están ahí antes de que Leonardo da Vinci naciera. Y que Erasmo de Rotterdam, Maquiavelo, Copérnico, Cervantes, Galileo, Shakespeare, Nostradamus... Sí, están desde 1447. Aquí. Sin cesar. Sin coitus interruptus. Presente continuo. Gerundio existencia. No hay nada igual en Europa. En el mundo. Y en el sistema solar. Son la Asociación Antiguo Gremio de Revendedores. Siempre han tenido trabajo. Ahora tienen tanta que ya están preparando el cumpleaños de sus 600 años. Por eso publican el libro 2048x100. Cien voces para el futuro de una ciudad. Esto, ¿cómo será Barcelona en 2048?

El japonés Maejima ilustra algunas páginas del libro. Verá "Barcelona land". La clonación de una Barcelona frente al mar. Waterworld con sifón de masas. En esta Barcelona de construcción falsificada, como un camión volquete, se asoma todo el turismo y los alienígenas y cualquier criatura despistada y hambrienta. En la Barcelona de siempre viven los autóctonos caminando silenciosamente, espaciadamente, sosegadamente. Como si cada día fuese el domingo. Y así, mientras, vamos leyendo el centenar de opiniones de barceloneses de todo tipo, condiciones y permutaciones que salpican el libro: un guardia urbano, una florista, una juez, un mecánico, una cerrajera, un estibador, una kelly, un tatuador ... Barceloneses. De ayer y hoy. ¿De mañana? Veremos. Ya leerá el libro. No adelanto nada. Pero…

Sí, no sé, no sabemos, cómo será la Barcelona dentro de 25 años, pero en el libro hay dos cosas que deben hacernos pensar. Una está en la página 243. Está en blanco. No hay ni una palabra. Bien, sí... está firmada como “Jordi Martí Grau. Político. Número dos de la candidatura de En Comú Podem a la alcaldía de Barcelona (2023)”. No hay más texto. No entregó su visión de la ciudad. Y la otra neurona que debemos activar como si hiciéramos un sofrito en la sartén saltimbanqui es la del japonés Maejima. Él alucina que los barceloneses, los catalanes, tengamos algo como Revendedores. Un sitio sin espacio y tiempo. El espermatozoide de los gremios. El andamio donde sube el rascacielos de la sociedad civil catalana. El paraestado de un país que ha perdido el estado. La continuidad de un estado de ánimo buscando el estado corporal. La cara y el espíritu persiguiéndose hasta encontrarse y fecundar de nuevo. Así, ¿cómo será la naciente Barcelona en 2048?

Barcelona o será esta hoja en blanco de ciudad ocupada para que cualquiera escriba, pinte, contamine, vomite, piche, instale, sustituya lo que quiera. O la ilusión, el respeto, el reconocimiento, la admiración por quienes nunca mueren. O capital dimitida, desahuciada, realmente y espiritualmente, o capital de la resurrección y la esperanza del mañana. O waterworld o humanworld. Elegir es opinar, decía el poeta barcelonés. O barceloneses que les suda la ciudad o japoneses que sudan la ciudad. ¿Qué elige? No tenemos demasiado tiempo. Llega la hora de la psicóstasis barcelonesa.

Pregúntale a san Miguel. Llámale, envíale un correo. Él es el que pesa las almas (psicostasia, del griego). Antes de entrar en el final. En el juicio del todo se acaba. Porque todo es finito en la tierra. Sant Miquel tiene las balanzas donde pone lo que hemos hecho. ¿Qué pesa más? Nos deja entrar o no. San Miguel es el primer auditor. San Miguel ISO9000. Él es también patrón de los Revendedores. No hace falta ser creyente ni creer en nada para entender lo que decimos. Porque llevamos detrás de nosotros siglos de historia, como los Revendedores. Porque llevamos siglos de personas a nuestros hombros. Porque tenemos la responsabilidad no ya de 2048 sino de la eternidad, que siempre está en vida. Porque nos juzgarán por eso: por dejar morir o dar vida a una ciudad y un país.

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