Uno de los murales de Penelles
27/04/2025
Periodista y escritor
2 min

Muchas veces me llaman personas que no conozco. Todas me ofrecen cosas que no necesito. Repiten gruñendo: "Caballero, le llamamos porque vemos que no se ha aplicado la rebaja a su tarifa". "Francisco, pagará mucho menos cada mes". "¡Le digo que son 40 euros de ahorro!"Todo acaba igual: no soy un caballero, soy un pony y quiero pagar más. ¡Más! Quiero ofertas donde tenga que pagar más, no menos."Señor, ¿pero qué dice? ¿Pagar más?Y a lo lejos se siente como revientan cabezas, neuronas, vísceras. Ha llegado un momento en que debemos exigir poder aflojar el bolso, los cordeles, el chaleco. Porque no podemos rascarnos ni el bolsillo.

El cajero repetía que no había billetes. Nada. trozo de etiqueta de licor de baja estofa Mis amigos querían sacar dinero de aquel lugar donde supuestamente hay dinero: ni tu dinero. casas.Un pueblo hecho arte. Un museo descapotable no llega a los quinientos habitantes y pintan en el planeta. Gargar es el Festival de Murales y Arte Rural (1, 2, 3, 4 de mayo). Cada año y todos los días. Todo el mundo quiere ser Penelles. Pero Penelles no es todo el mundo. Penelles es Penelles. El futuro es el mural natural eterno que tiene detrás: la sierra de Almenara. Sólo puede pintar quien tiene los colores y los pinceles, pero sobre todo el amor por lo que pisa, lo que ve, lo que siente. Aquí llevaron al Pantone del cielo a la tierra. Se han descargado el todo en el pueblo. Y después lo han subido todo a la nube planetaria. Penelles es un tobogán. Se arroja bajando con caleidoscopio virolato. El arte de la vida. La vida hecha arte. El viaje de la niñez es madurez. Al final del término encontrará el castillo del Remei, la bodega más antigua de Cataluña. Tierra líquida y espiritual alrededor por el mundo. Cultura y economía. Economía y cultura. Ambas piernas juntas. El mañana se desliza hacia aquí. No hacen falta cajeros: se necesitan toboganes naturales.

Los niños de Penelles estudiaban en el pueblo cercano, Castellserà. Cuando terminaba el colegio todos salían espirituados para pelearse con el horizonte. Meriendas de risas, espadas de madera de eje. Insurrectos contra bigotudos: los de Penelles y los de Castellserà. Lo explicaba Domènec de Bellmunt en los años veinte. Uno de los primeros reporteros de Cataluña, también globo terráqueo, e hijo del otro pueblo triángulo del clúster emocional de Almenara: Bellmunt d'Urgell. Los insurrectos de Penelles, luchando como gato sideral y perro terrenal, consiguieron que volviera a haber escuela en el pueblo.

Los murales de Penelles son gritos en las paredes. Para que no muera la escuela. Para que no muera el pueblo. Para que no muera la vida. Gargar no es un festival mundial: es el canto que hace la ganga, una perdiz. Un pájaro vecino de aquí en peligro de extinción. Respeto. Deje vivir. Todo el dinero del mundo ha arruinado a Barcelona. Hay que poder vivir en casa porque el mundo es esto, todo el mundo está aquí. Hay más futuro en las paredes que en un cajero.

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