Querida Judit Martín, humorista, y queridos colegas de Judit Martín. Leo en el ARA que han sido denunciados por la productora teatral Planeta Impro “por vulneración del derecho al honor ya la propia imagen”. Resulta que un usuario anónimo de Twitter (¿quién sería?) denunció las condiciones laborales en la empresa. Como hubo retuidos, recocidos y de todo, ahora, Planeta Impro, ante el eco, le pide 150.000 euros a cada uno por cosas de honor.
Esto me ha hecho pensar en una idea de negocio que me dará el premio Pimec a la emprendedora del año. A ver, vosotros, los que no tienen derecho a ser enterrados en el cementerio de los comunes mortales, no siempre tienen condiciones laborales dignas. Y es por eso que a veces hace denuncias. Y es por eso que, como en el caso que nos ocupa, le demandan por culpa de estas denuncias.
Giramos la tortilla. Hagame caso. Lo que necesita hacer es montar una productora. Podría decirse, por ejemplo, Planeta In Vitro. Debe contratar ocho matados que hagan algo de gracia. Pero no les pague ni seguridad social, ni ensayos. Cubra el papel de inodoro, obligue a barrer la platea. Diles: “Tú balsa, que te lo pasas bien. ¡Tendrías que pagar por trabajar!”
Si no se quejan vaya tirando y haciendo bolos. Gana. Y explótelos aún más. Así, hasta que hagan un tuit de queja (anónimo; son unos cobardes, estos comicots), porque, no lo olviden: gente joven, pan blando. Entonces es su momento. Les ponga una demanda por atentado contra su derecho al honor. Y les pide 150.000 euros a cada uno. 150.000 euros es el precio de un piso. Multiplique, amigos. Puede tener ocho pisos. Ya serían unos grandes tenedores. Y entonces, a dormir en la paja.