Ciencia en Estados Unidos: recortes sexistas y racistas

La fuerza científica de Cataluña
31/05/2025
Directora del centre de recerca en salut digital (eHealth Center) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
2 min

Leo compulsivamente un artículo en la revista Science de la semana pasada que me llega por correo electrónico desde el otro lado del Atlántico. Mientras avanzo en la lectura, los ojos se me salen de las órbitas y, cuando la termino, la presión ocular me ha hecho caer lágrimas mejilla abajo. Me las seco y escribo. Quiero compartirlo. Y aquí me tenéis.

El artículo habla de la transformación de la National Science Foundation (NSF) –la segunda institución de financiación científica más importante de EE.UU.–, que va mucho más allá de los recortes presupuestarios del 55% propuestos. La administración Trump quiere reestructurar la entidad reduciendo las 37 divisiones actuales a 5 clusters enfocados en áreas específicas –IA, energía nuclear o biotecnología–, abandonando el apoyo transversal a la ciencia básica. Además, programas emblemáticos como el Louis Stokes Alliances for Minority Participation (34 años impulsando la diversidad en ciencia) han sido suspendidos porque violan la directriz presidencial de eliminar los programas de "diversidad, equidad e inclusión".

Los ojos se os humedecen, ¿no? Pues hay más: se justifican los recortes como ajustes "organizativos", pero los datos apuntan a una realidad distinta. No solo se reduce el apoyo a la investigación básica, lo que debilita drásticamente la pluralidad académica, sino que se evidencia un patrón discriminatorio contra mujeres y minorías. Los datos son contundentes: el 58% de las ayudas a la investigación suprimidas por los recortes pertenecían a mujeres investigadoras, aunque estas solo dirigen el 34% de los proyectos activos. Las cifras son igual de escalofriantes para investigadores negros (17% de las cancelaciones a pesar de ser el 4% del total) e hispanos, que tienen el doble de posibilidades de perder la financiación.

El caso de la NSF ilustra un fenómeno global: cómo las políticas aparentemente tecnocráticas pueden ser vehículos para la discriminación sistemática. Cuando se cancelan programas específicos con el argumento de que "favorecen a determinados grupos", lo que realmente se está haciendo es perpetuar un statu quo que históricamente ha excluido a estos mismos grupos. Las barreras estructurales que han impedido el acceso equitativo a la investigación durante décadas no desaparecen simplemente ignorándolas. Por el contrario, cuando se eliminan los mecanismos correctores, estas desigualdades se amplían.

Lo que está ocurriendo en la NSF debería servirnos de advertencia aquí en Catalunya y en Europa. Las políticas de excelencia científica aparentemente neutras pueden esconder sesgos profundos. Cuando se habla de "mérito" sin reconocer que las oportunidades para demostrarlo no han sido equitativas, se está legitimando la discriminación. Además, cuando se ataca la diversidad, se ataca la misma calidad de la ciencia.

Las instituciones científicas catalanas y europeas tienen que tomar nota y fortalecer sus mecanismos de equidad e inclusión antes de que sea demasiado tarde. Porque, como demuestra el caso estadounidense, la discriminación puede llegar envuelta en la retórica de la neutralidad y la eficiencia.

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