Empieza el curso para los hijos. Y también para sus padres. Se acabó el verano. No todo el mundo ha podido hacer vacaciones, pero quienes han podido, a partir de esta semana, si no lo habían hecho ya, vuelven al trabajo. A mí me gusta plantear la vuelta al trabajo como una vuelta al colegio. Mi objetivo es no repetir curso.

Hay profesionales que, en vez de veinte años de experiencia, tienen un año de experiencia repetido veinte veces. Yo he intentado a lo largo de mi vida profesional, en la medida en que me ha sido posible, evitarlo. Me planteo cada temporada septiembre-julio como un curso en el que hay que afrontar asignaturas nuevas; donde he de conocer a nuevos maestros de los que aprender; donde he de intentar establecer relación con nuevos compañeros. Cuando esto no ha sido posible, he buscado un cambio laboral. Sea en la misma organización realizando funciones diferentes, sea en otra para conocer un nuevo sector o una nueva forma de hacer, sea incluso emprendiendo por cuenta propia o inventándome proyectos, siempre he intentado que el nuevo curso no sea una repetición del anterior. No me gusta repetir curso porque no estamos en la vida para que un año sea igual al siguiente.

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Sé que esto que estoy diciendo puede resultar injusto para aquellas personas que, sea por su situación personal o profesional, no pueden arriesgarse a evolucionar. Es cierto que existen trabajos que no permiten avanzar profesionalmente. Pero si es el caso, significa que tenemos unas capacidades o competencias o puesto de trabajo que impiden pasar de curso y que, por lo tanto, hace falta mucho más de nosotros mismos para que esto cambie. La formación, adquirir nuevas destrezas, moverse laboralmente no es solo importante de cara a una evolución salarial, sino fundamental para la autorrealización personal.

Dedicamos a trabajar aproximadamente la mitad del tiempo que pasaremos despiertos a lo largo de nuestra vida. No puede ser que la mitad de la vida se nos vaya a hacer año tras año lo mismo. Hay personas que están bien así, a las que hacer lo mismo les da seguridad y tranquilidad, y que no quieren ni esperan más de su trabajo. Es totalmente respetable. Si esto los realiza, no hay nada que decir. Muchas personas encuentran paz y felicidad en la rutina.

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Pero si no es el caso, animo a no resignarse a repetir curso todos los años. La evolución y el cambio profesionales siempre son posibles.