¿Esto es Suecia?

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Una patrulla de policía en Estocolmo, la capital de Suecia, en una imagen de archivo.

"Es culpa de una política de inmigración irresponsable y una fallida integración". Podrían parecer las declaraciones de la Conselleria de Educación para justificar los malos resultados educativos de los alumnos catalanes en las pruebas PISA publicadas esta semana. Pero son de Ulf Kristersson, primer ministro sueco, para hablar de las guerras entre bandas cada vez más habituales en el país.

Suecia es conocida históricamente como país donde la calidad de vida, las políticas sociales y el buen gobierno están a la orden del día. Ahora no son pocos los que nos preguntan, a los que vivimos en ellos, si los datos sobre el aumento de la violencia, los tiroteos e incluso las bombas son reales. El pasado septiembre, tres personas murieron en dos tiroteos y una explosión en Estocolmo y Uppsala en una sola noche, con un total de 19 personas asesinadas ese mes —11 por tiroteos.

En sólo una década, Suecia ha pasado de tener uno de los niveles más bajos de tiroteos mortales en Europa a uno de los más elevados. Por el camino, un aumento de las bandas criminales vinculadas al narcotráfico, con cada vez más drogas entrando por los puertos suecos, una parte importante de las cuales continúa su camino hacia el resto de Europa. Y un cambio en el discurso político y el debate social.

Suecia ha vivido un gran aumento de las migraciones en los últimos años, prácticamente inexistentes en los años sesenta y setenta. Ha acogido a más solicitantes de asilo en las últimas tres décadas que la mayoría de países europeos. Un 20% de los diez millones de habitantes suecos ha nacido en el extranjero, con el mayor número procedente de Siria. Y la proporción es mucho mayor cuando hablamos de ciudades, como Estocolmo, Gotemburgo y Uppsala.

Pero vincular la migración con la violencia entre bandas no es tan sencillo. Y esto está generando un debate incómodo. La extrema derecha señala directamente a las personas migradas, reclamando endurecer los requisitos de entrada y las solicitudes de asilo. No olvidemos que Suecia tiene el gobierno más de derechas de su historia; liderado por los Moderados de centroderecha, con el apoyo de los Demócratas Cristianos y los Liberales, pero que depende también del apoyo de la extrema derecha, los Demócratas de Suecia. Desde la izquierda se critica la falta de apoyo público por asumir la integración, laboral y social, de todos aquellos que llegan de fuera. Los recortes en gasto social y los procesos de privatización vividos en el sistema de bienestar desde los años noventa han coincidido también con la escalada de la inmigración.

Los discursos xenófobos y la alarma internacional no son el único riesgo que presenta este estallido de violencia. La confianza social y las autoridades ha sido siempre uno de los grandes valores suecos, clave de su modelo de estado del bienestar y de su crecimiento. Y la economía sueca está viviendo momentos complicados, con una contracción del PIB en el último trimestre que marca su entrada en recesión por primera vez desde 2020. Crisis económica, social y de seguridad. Esto no era Suecia.

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