Como tres muñecas rusas

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Sánchez y Casado

Para la derecha española, la amnistía no es más que la muñeca mayor de un juego de muñecas rusas. Es el trapo rojo que exhibe el torero para que los manifestantes entren a acometer. Recuerden que la propaganda subió a los altares a Felipe de Borbón y su discurso del 3 de Octubre como salvador de la democracia. Amnistiar ahora a quienes mostraron una “deslealtad inadmisible” y una “conducta irresponsable” queda más allá de la capacidad de asimilación de buena parte de la sociedad española.

Dentro de la muñeca de la amnistía está la de Cataluña, es un trapo rojo de amplio espectro, capaz de excitar las más bajas pasiones (“defenderemos el legado de nuestros abuelos”, dijo el ultra Garriga ayer en el Parlament) porque en la cultura política española, Cataluña y el catalán son peligrosos para lo más sagrado, que es la unidad de España.

Pero aunque Catalunya explica muchas furias, el corazón del problema, la muñeca más pequeña que nos pretenden esconder, es el poder. La derecha española tiene mucho, y de facto lo tiene casi todo, pero lleva ya cinco años y medio en el gobierno y, si hay investidura de Sánchez, pueden ser diez años sin controlar el BOE. Y eso, para un partido de gobierno como el PP, es la eternidad.

Por eso, en el último coletazo antes de la investidura (se supone), vuelven a aparecer desesperadas imputaciones judiciales por terrorismo y Feijóo dice que “ el PSOE no condena la violencia porque pretende amnistiarla". No es nuevo: a los presos políticos les acusaron de rebelión. Y cómo quieren que no haya disturbios en Madrid si Casado ya le decía hace cinco años a Pedro Sánchez que ¿era un presidente ilegítimo?Por eso el PSOE, que naturalmente también piensa en el poder, ha pactado una amnistía que antes consideraba imposible.

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