Trump 2.0
De momento, y si no ocurre algo que modifique las cosas, todo apunta a que a finales de este año puede regresar la peor versión de Donald Trump, convirtiéndose de nuevo en presidente de los Estados Unidos.
La vez anterior lo pilló de sorpresa y carecía de experiencia. Pero en esta ocasión viene con la lección bien aprendida. El America first de segunda ronda va a ser mucho más America first. No va a haber piedad. Durante los primeros cien días de mandato, que es cuando más autonomía tiene el presidente, va a tomar toda una serie de decisiones que pueden hacer de 2025 uno de los años más importantes de la primera mitad del siglo XXI. Se cumplirá, de hecho, un cuarto de siglo y, salvo internet, la inteligencia artificial, la creación del euro, el Brexit, la irrupción de China en el comercio mundial y la pandemia covid-19, poco más quedará para la Historia de este primer tramo secular.
Si se cumple la peor de las previsiones, al menos para los europeos, el segundo cuarto de este partido de cien años puede inaugurarse con la desconexión de Estados Unidos y la Unión Europea. Igual que los británicos han acabado hartos de la prodigalidad de los países del sur, Norteamérica está cansada de financiar a la OTAN, sostener la guerra entre Ucrania y Rusia, que parapeta a Europa de los segundos, y de lidiar con una globalización que ha dejado de interesarle. America first viene a significar Europe second y The West we will see (Europa, segunda, y Occidente, ya veremos).
Trump va a apostar por un proteccionismo económico sin parangón, aranceles a cualquier importación que quiera eliminar, apuesta por la industria automovilística propia, y una desregulación que asegure el dinamismo financiero del dólar. La globalización de bloques será su apuesta, pero no está claro que pueda salirle bien. Todavía la deuda con China es enorme y la interconexión entre los países del mundo, así como la globalización financiera y tecnológica, actuarán como viento en contra del América primero de Trump.
Pero lo intentará. Así que la Unión Europea tiene que ponerse las pilas. Somos autosuficientes a nivel alimentario, pero no a nivel energético. La apuesta por la sostenibilidad tendrá que ir de la mano de la energía nuclear. Tenemos que electrificarlo todo, descarbonizarnos a toda velocidad. Será la única forma de afrontar una guerra económica que no podremos librar si dependemos del gas de Rusia, Estados Unidos o el Magreb.