El Centro de Llorenç del Penedès
13/10/2025
Escritora
2 min

La semana pasada visité Llorenç del Penedès para participar en un club de lectura en la biblioteca. A su llegada, la bibliotecaria me confesó que estaba un poco preocupada por si vendría suficiente gente. En un intento de tranquilizarla le comenté que, según mi experiencia, cuanto menor es el pueblo en el que se organiza una actividad cultural, más asistencia de público tienes asegurada. Tanto la bibliotecaria como el concejal de Urbanismo –que había tenido el detalle de sustituir a la concejala de Cultura, que no se encontraba bien– me interrumpieron con vivacidad. "Es que Llorenç del Penedès es un caso aparte". Y no querían decir que fuera un pueblo más bien apático, sino todo lo contrario: ambos me aseguraron que es un pueblo que tiene una actividad cultural enorme, muy activo, y que lo que temían es que el club de lectura coincidiera con algún otro acto programado. "A veces nos vemos obligados a quedar mal con alguien porque no debemos elegir alguna de las actividades que coinciden", se lamentaban los de Llorenç.

Cuando quise saber la razón de esta frenética actividad cultural, me explicaron que, a pesar de ser un pueblo pequeño –unos 2.300 habitantes–, en Llorenç del Penedès hay dos entidades centenarias, ambas Creu de Sant Jordi, que dinamizan mucho la vida social. Estas entidades son El Centro y La Cumprativa. "Pero tenemos otras muchas asociaciones que también nos llenan la agenda", decían, entre el orgullo y la resignación, la bibliotecaria y el concejal.

He entrado en la web del Ayuntamiento de Llorenç del Penedès: aparte de las dos entidades mencionadas, están la Asociación Portal Nou Cultural, la Asociación Escó de gent gran, la Asociación Baix Penedès con el Sáhara, el Grupo de Colonias y Campamentos Patuleia, hasta quince (quince!). La bibliotecaria y el concejal no estaban exagerando lo más mínimo.

Después de un club de lectura numeroso y muy participativo, cogí el coche para volver a casa, y en la radio hablaban del debate de política general que se estaba haciendo en el Parlament. La oposición había apretado al presidente Isla, como es natural, en una sesión llena de críticas, entre las que me llamó la atención la de Junts per Catalunya, que acusaba al gobierno socialista de querer "desnacionalizar el país" y tildaba a Isla de ser "el gran anestesiador de Catalunya".

Conduciendo por la autopista pensaba que seguramente es verdad que el gobierno socialista tiene un cierto interés en mantener "dormida" una mayoría social que, hace pocos años, había tenido la pretensión de ponerlo todo boca abajo. Ahora bien, volviendo de Llorenç del Penedès tenía la sensación de que esto será muy difícil que ocurra. Cataluña está llena de pueblos pequeños, medios y grandes que mantienen un tejido asociativo rico y diverso en plena forma. Sinceramente, dudo que ningún rincón de España ni quizá de otros países que conozco menos puedan compararse con ellos. Es una tradición que viene de lejos –y seguramente tiene que ver con la falta de poder real que ha tenido históricamente el país– y que está plenamente consolidada. Junto a la lengua, este activismo social y cultural es el nervio del país y también una de las puertas abiertas a los inmigrantes que quieran entrar. ¡Viva Llorenç del Penedès!

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