Vivir enojados

Como recordaba a menudo Vázquez Montalbán, la actitud de sospecha ante el poder es fundamental y, a menudo, todo lo que parece es. Por ejemplo, hacía días que no se veía una maniobra de trazo tan grueso como el comunicado España-Alemania sobre la oficialidad del catalán en Europa, que llega precisamente ahora que Junts dice que quiere romper con el PSOE. Por cierto, es un comunicado para decir que van a hablar. ¿Qué habían estado haciendo hasta ahora?

Pero no perdamos el hilo. Este país se ha forjado en el escepticismo militante. Los 40 años de dictadura franquista fueron una gran escuela para aprender a leer entre líneas y entenderlo todo en la primera, a menudo por el sencillo procedimiento de entender lo contrario de lo que decía la propaganda. En casa preguntaban: "¿Qué ha dicho la radio?" La respuesta era brillante: "Dice que iremos tan bien".

Cargando
No hay anuncios

Y sin embargo, pasarse la vida sospechando de todo y de todos es duro, es muy cansado. De hecho, no es vida, porque ya me explicarán dónde está la gracia de vivir sin ilusión ni confianza. Pero así es como estamos viviendo, y el resultado es fatal. Tenemos sentenciado a cualquiera que mueve, antes de que mueva incluso.

Por sistema, ser incrédulo no te hace más sabio, ni ser susceptible te hace más sensible, ni sacar conclusiones apresuradas te hace pensar más rápido, ni inventarse teorías alternativas te hace más inteligente.

Cargando
No hay anuncios

Nos falta la pausa para pensar antes de hablar, para escuchar antes de interrumpir y para leer antes de opinar, para apreciar la belleza gratuita de tantas cosas que funcionan antes de echar el sombrero al fuego, para reírse solo o con los demás, con sentido del humor, antes de agarrarse la vida como un drama. Las redes han acabado por modelar al hombre airado y descreído. En el fondo, aislado en su desgracia.