¿Nos volveríamos monárquicos?

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Sarah Ferguson, duquesa de York, en el Festival de Cannes

Leemos en el ARA que Sarah Ferguson, duquesa de York, exmujer del príncipe Andrés, de la familia real británica, ha dicho en el programa Good morning Britainque le gustaría “lograr un papel en Bridgerton, uno de los grandes logros mundiales de Netflix”.

Entiendo que no es el papel, lo que ella quiere. Entiendo que ella quiere estar dentro del decorado, como Mary Poppins, la oscura-chimeneas y los dos niños cuando entran en el cuadro del jardín inglés. Como cuando leíamos Alicia en tierra de maravillas y nos imaginábamos sentados en esa mesa larga, parada para la merienda. Son los vestidos, todos combinados entre ellos, las tacitas de porcelana y los trozos de pastel de muchas capas, las copas de flauta llenas de champán, los arbustos recortados por un jardinero, los vestidos de pedrería, los salones de color verde donde coser , las cartas escritas a mano sobre una bandeja de plata, la manera de caminar por el césped (sin sequía) con tacones y un abanico colgando del codo, comensales secándose los labios, nada sucios, con puntas de servilletas blancos, criadas que planchan y que quitan el polvo a cosas sin polvo, y las convenciones, adorables, tranquilizadoras: el costumbrismo de alto nivel, en definitiva.

Soy republicana irreversible, no me gusta hacer genuflexiones excepto en body pump, debido a la morbidez (y perdón por la cacofonía). Pero me volvería ligeramente monárquica si en Catalunya tuviéramos una figura real como Fergie que fuera a Melero a pedir un papel. Me gustaría, entonces, que el ARA fuera el diario monárquico catalán (no sé si lo conseguiríamos). Además, no lo olvidemos, esta figura no diría que quiere salir a Bridgerton. Diría que quiere salir a la serie catalana que también lo está petando en Netflix: las Teresinas SA.

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