BarcelonaLa cadena de eventos de este lunes demuestra que Isabel Díaz Ayuso ha caído en la trampa que le había tendido la Moncloa. Los ataques de Pedro Sánchez a la presidenta madrileña de los últimos días tenían una intención clara, y es empujar a Ayuso a desmarcarse de sus compañeros de partido y de Alberto Núñez Feijóo y rechazar la invitación del presidente español para reunirse con ellos. Pocos minutos después del comunicado de ayer lunes de Ayuso, la Moncloa contraatacó con vídeos y fragmentos de entrevista en los que Feijóo dejaba muy claro que él es partidario del respeto y la colaboración institucional y que, por tanto, no se puede decir que no cuando el presidente de tu país te convoca. Es el mismo discurso que defendieron todos los presidentes autonómicos del PP que desfilaron por la Moncloa y tuvieron la oportunidad de hacerle llegar a Sánchez sus reclamaciones particulares.
¿Qué busca la Moncloa con esto? Básicamente dos cosas. Primero, debilitar la figura de Feijóo, que es ahora mismo el candidato más probable del PP en las próximas elecciones, ya que su renuncia provocaría una guerra abierta entre las dos almas del partido, la centrista de Juanma Moreno y la radical de Ayuso; y, en segundo lugar, desviar el foco del caso Ábalos y situarlo en el escándalo del fraude fiscal de la pareja de Ayuso. Cabe decir que para Sánchez una foto sonriente con Ayuso también le habría sido provechoso, porque en ese caso habría debilitado a Ayuso. En cualquier caso, Sánchez salía ganando, pero puestos a elegir, ha pasado lo que la Moncloa prefería.