10 años de la confesión de Jordi Pujol

El caso Pujol: 10 años de la confesión que lo cambió todo

La causa está pendiente de juicio en la Audiencia Nacional en medio de las sospechas sobre el papel de las cloacas del Estado en la investigación

BarcelonaLos rumores sobre el patrimonio de los Pujol en el extranjero corrían desde hacía tiempo, pero la bomba estalló la tarde del 25 de julio del 2014, hace diez años: en un comunicado remitido por sus abogados, el expresidente Jordi Pujol admitía que la familia había tenido dinero en el extranjero y en negro –la famosa deja del abuelo Florenci– durante más de 30 años. Lo hacía 18 días después de que El Mundo publicara que habían ingresado 3,4 millones en un solo mes en la Banca Privada de Andorra. La noticia se añadía a una retahíla de informaciones sobre el patrimonio de los Pujol desde el 2012 que habrían tenido su origen en fuentes del ministerio del Interior, en pleno despliegue de la guerra sucia de la operación Catalunya. Pero algo cambió en julio del 2014: la noticia era cierta y los Pujol, cuando se toparon con el extracto bancario en la portada, se apresuraron a regularizar la situación con Hacienda para evitar sanciones.

Con los papeles ya en orden, Pujol decide hacer pública la situación y pedir perdón en un comunicado en el que aseguraba que el dinero provenía de un legado que su padre, que había hecho fortuna con las divisas durante la dictadura, había dejado a sus nietos ya Marta Ferrusola, traspasada hace un par de semanas, ante la falta de confianza –explica el propio Pujol– en la actividad política de su hijo. A raíz de denuncias de Manos Limpias y de Podemos en el 2014, se inicia el periplo judicial de un caso que, diez años después, todavía está pendiente de juicio en la Audiencia Nacional. Allí habrá que dirimir una cuestión fundamental: si el dinero que los Pujol tenían en el extranjero (que se fue incrementando con negocios e inversiones) proviene de la deja ya regularizada, tal y como siempre ha defendido la familia, o si se originan en comisiones de contratos públicos y negocios ilegales provenientes de una "red clientelar" con empresarios afines a CDC, como defienden la Fiscalía y la acusación de Podemos. La fiscal pide 9 años de cárcel para el expresidente por delitos de asociación ilícita y blanqueo de capitales, y entre 8 y 29 para sus siete hijos. En cambio, la Abogacía del Estado no acusa al expresidente por estos hechos.

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Comunicat de Jordi Pujol on reconeix que ha tingut fins ara diners sense regularitzar a l'estranger

Sin fecha de juicio

La instrucción ya está cerrada y, según fuentes de la Audiencia Nacional, a estas alturas todavía no se sabe cuándo empezará un juicio en el que hay una veintena de acusados ​​–la familia y empresarios– y donde se prevén más de 300 testigos. En paralelo, Oriol Pujol, ex diputado de CiU, fue condenado a dos años y medio de cárcel por haber favorecido a empresarios del sector de las ITV. Por contra, la pieza separada contra Oleguer Pujol por supuestas operaciones inmobiliarias irregulares de hasta 3.000 millones quedó archivada (y en nada) después de nueve años de investigación.

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La Fiscalía pide la pena más alta para el hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, en el punto de mira por supuestamente haber utilizado sociedades pantalla para realizar negocios millonarios en Catalunya –es el único de los acusados ​​que ha sido en prisión provisional–, a pesar de que él mantiene que nunca ha mezclado el dinero en el extranjero con sus negocios en España. Uno de los hilos que los investigadores trataron de estirar fue el testigo de su examante, Victoria Álvarez, que saltó a la fama por el almuerzo en La Camarga con Alícia Sánchez Camacho grabado por Método 3 y orquestado, según ella, por la popular y por José Zaragoza (PSC). Unas declaraciones que tuvieron mayor repercusión mediática que judicial, porque la Audiencia Nacional finalmente no pidió ninguna comisión rogatoria en los países donde Álvarez aseguraba que los Pujol tenían más cuentas opacas y la Fiscalía no la citará a declarar en el juicio. Tanto Álvarez como el empresario Javier de la Rosa, que vinculó al expresidente con la financiación irregular de CDC, recibieron fondos manejados por el excomisario José Manuel Villarejo para quitar paños sucios sobre la familia.

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¿Salió también de las cloacas la información que publica El Mundo y precipita el comunicado de Pujol y, de rebote, la investigación? La familia señala a los hermanos Cierco, expropietarios de la Banca Privada de Andorra, que cifraron en hasta 30 millones los negocios de la familia y contra quienes los Pujol han presentado una querella por revelación de secretos. Asimismo, los Cierco denunciaron haber sufrido extorsión por parte de la policía patriótica, a la que habrían acabado facilitando los extractos donde Ferrusola se hacía llamar "madre superiora". Ella, en una comparecencia en el Parlament, afirmó que la familia no tenía "ni cinco" y que los hijos iban con "una mano delante y otra detrás". Aquella misma comisión dejó la imagen de un Pujol visiblemente enfadado que, ante las preguntas de los grupos, no se ahorró un aviso, o una amenaza: "Si vas siguiendo la rama de un árbol, al final cae toda la rama, todos los nidos que hay (...) Caerán todos".

La derivada política

La confesión de Pujol supuso un estruendo político y la condena al ostracismo del líder moral del nacionalismo catalán. El expresidente renunció a sus honores como expresidente (en el sueldo y en la oficina); ahora bien, aunque se informó que también se le retiraría el tratamiento de Muy Honorable, lo cierto es quenunca se llegó a tramitar la petición para que lo dejara de ser. Convergència afrontaba entonces un punto de inflexión: era en el 2014 y ese mismo noviembre se celebraría el 9-N después de que el 30 de julio del 2014 Artur Mas recibiera el portazo del gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal. Pujol se apartó de los focos y no volvió del todo hasta el 2023, cuando Junts empezó a reivindicar de nuevo su figura y en contar para los actos con dirigentes del partido.

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Del ostracismo a la restitución en tres actos

1.
El aislamiento

La confesión de Pujol abre una etapa en la que el expresidente es condenado al ostracismo mientras el mundo convergente se distancia. Uno de los momentos más duros para la familia llega en el 2015, cuando el juez ordena un primer registro en la casa de los Pujol en Barcelona cuando vivía temporalmente el primogénito de la familia. Dos años más tarde hubo nuevos cacheos en la casa y en el despacho del expresidente.

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2.
El regreso a la vida civil

Pujol empezó a recuperar su presencia pública. Primero como público, después como público pero cogiendo el micrófono al final, y finalmente participando en actos oficiales. El primero, cuando la entonces consellera de Exteriores, Victoria Alsina, le invitó a hablar en un acto de la Generalitat con los demás presidentes sobre la relación entre Catalunya y Europa. Y también el libro-entrevista con Vicenç Villatoro, Entre el dolor y la esperanza (2021), donde se explicaba por primera vez públicamente después de la confesión.

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3.
Hacerse la foto con Pujol

En los últimos tiempos ha sido ya protagonista en los actos. El ejemplo es el encuentro con todos los presidentes que hizo en Sant Miquel de Cuixà por el 50 aniversario de la muerte de Pau Casals. En esta fase también ha dado un paso más y reivindica su primer yo político, con la reedición del libro que escribió en prisión durante el franquismo, Desde las colinas hasta el otro lado del río (2023).