Política

¿Por qué el catalán se puede hablar sin límites en el Congreso y no en el Senado?

La mayoría absoluta del PP impide realizar una reforma que el PSOE tampoco concedió la legislatura anterior

Unos auriculares, junto al aparato para la recepción de la traducción simultánea, esperan usuario en un patio de butacas.
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MadridHace apenas un mes, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pronunciaba las primeras palabras en catalán permitidas en el hemiciclo. Una reivindicación histórica que se ha convertido en realidad en esta legislatura debido a que el PSOE necesitaba todos los votos independentistas para conseguir la presidencia de la cámara baja. Ayer fue en el Senado donde se oyó hablar catalán en la comisión de comunidades autónomas -convocada por el PP- para debatir sobre la amnistía y a la que asistió el presidente del Gobierno, Pere Aragonès. No era la primera vez que se utilizaba, pero esta comisión es uno de los pocos espacios en los que está permitido utilizar el catalán en la cámara alta. ¿Por qué es ahora más fácil hablar en catalán en el Congreso que en el Senado?

La respuesta son las mayorías. A diferencia de la cámara que preside Francina Armengol (PSOE), en el Senado el PP tiene mayoría absoluta y aritméticamente es complicado trasladar la reciente reforma del Congreso porque los populares están en contra. ¿Cuáles son los límites? En la cámara alta, el castellano y las lenguas cooficiales no están equiparadas y los senadores sólo pueden utilizar el catalán, el gallego o el euskera en la comisión de comunidades autónomas o cuando se debaten mociones en el pleno. La primera opción está permitida desde 2005 y la segunda se introdujo con una reforma del reglamento en 2010. No está permitido en el resto de comisiones ni cuando se debaten otros tipos de iniciativas en el hemiciclo ni en las sesiones de control en el gobierno español.

Y no está previsto que cambie. Lo expresó hace un par de semanas el presidente del Senado, el popular Pedro Rollán, quien se mostró a favor del uso "delimitado" que se hace de las lenguas cooficiales porque cree que funciona con "absoluta naturalidad". De hecho, a diferencia del Congreso, Alberto Nuñez Feijóo ha defendido el régimen lingüístico del Senado: "Si hay una cámara donde deberían poder utilizarse idiomas en determinados momentos es el Senado", argumentó en su debate de investidura fallido en el Congreso en respuesta a Vox, que quiere eliminar también el uso de las lenguas cooficiales en la cámara alta.

La presión de los independentistas

Pero la diferencia no la marca ni el PP ni el PSOE, sino que los independentistas tengan la clave y no haya otra mayoría alternativa para los socialistas. La prueba es la pasada legislatura, cuando el partido con más escaños estaba el PSOE en el Senado. En ese momento tampoco se modificó el reglamento de la cámara alta -ni tampoco del Congreso- por mucho que los partidos independentistas lo pidieran. JxCat lo intentó con una propuesta de reforma del reglamento que el pleno del Senado aceptó tramitar en septiembre de 2021 con los votos a favor de los socialistas, pero que quedó guardada en un cajón. Y Esquerra a través de la mesa de diálogo, porque el PSOE se comprometió con ellos en los acuerdos de julio del 2022

En ese momento, Junts acusó al PSOE de haber bloqueado la iniciativa en un ejercicio de "filibusterismo parlamentario". Los socialistas pidieron 59 prórrogas para alargar el plazo para presentar enmiendas y la legislatura acabó sin que la propuesta de reforma prosperara. En todo caso, JxCat insistirá en esta vía esta legislatura pese a que tenga mayoría el PP: ha vuelto a registrar este mes de octubre la iniciativa para permitir utilizar el catalán en todas las intervenciones y documentos de la cámara alta.

La portavoz del PSOE en el Senado, la catalana Eva Granados, rebajó pocos meses después el compromiso y descartó una universalización de las lenguas cooficiales como la que planteaba Junts justificándolo por la necesidad de "no coartar la inmediatez del debate". Pero, con el cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso, los socialistas se han visto abocados a dar un giro cuando ya es demasiado tarde para la cámara alta.

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