Piden cinco años de prisión para los ultras que le dieron una paliza a un independentista en las protestas postsentencia

La Fiscalía cree que los agresores veían a la víctima como "un enemigo a abatir"

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El grupo fascista en la manifestación de este jueves a la plaza Artós de Barcelona

BarcelonaEn la semana de las protestas contra la sentencia del 1-O, en octubre del 2019, una de las imágenes más impactantes fue la paliza de un grupo de extrema derecha a un joven de 23 años en el Eixample de Barcelona, entre las calles Rosselló y Balmes. En los días siguientes los Mossos d'Esquadra detuvieron a algunos de los ultras por la agresión, dos de los cuales entraron en la prisión preventivamente pero quedaron en libertad dos meses después. Ahora la Fiscalía ha presentado su calificación de los hechos y pide cinco años de prisión para cuatro de los autores de la paliza –un quinto es menor de edad y por eso no forma parte del mismo procedimiento–. Cree que veían a la víctima como "un enemigo a abatir" por el hecho de ser independentista.

Según el escrito del ministerio público, los acusados participaron en una manifestación convocada en la Plaça Artós de Sarrià, donde varias personas levantaban el brazo derecho emulando el saludo nazi, entonaban cánticos como por ejemplo el Cara al sol, llevaban banderas de España preconstitucionales y quemaron una estelada. Unas personas "de estética y simbología ultraderechista y neonazi", según las define el fiscal Miguel Ángel Aguilar, especializado en delitos de odio. Aguilar añade que había otra concentración de un grupo antifascista pero que las dos movilizaciones estaban separadas por la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos d'Esquadra. Uno de los acusados golpeó a un agente con el palo de una bandera.

El fiscal prosigue que el grupo de extrema derecha abandonó la Plaça Artós y bajó hacia el centro de Barcelona "al tener conocimiento" de que se hacía una manifestación de los CDR en los Jardinets de Gràcia. Aguilar explica que "una parte no identificada" de los asistentes ultras hacían cánticos contra la independencia y los líderes independentistas mientras cogían "utensilios contundentes" de los contenedores, como por ejemplo bastones metálicos y de madera y sillas. Al ver esto, los peatones huían "por miedo a ser agredidos o increpados". Varios "grupúsculos" salieron de la concentración con "la intención clara de buscar a personas independentistas para agredirlas".

Animadversión independentista

Aguilar apunta que los antidisturbios de los Mossos dispersaron a los ultras y esto provocó que algunos grupúsculos "fueran por la ciudad sin ningún control policial". En este punto describe la paliza al joven. Sobre las 10 de la noche, los acusados y el menor, "armados" con bastones, tubos metálicos y piedras –y con la cara tapada para dificultar su identificación–, se dirigieron a la víctima, que "vincularon con el movimiento independentista". El fiscal considera que los cuatro hombres, "movidos por su profunda animadversión" al independentismo y con la voluntad de hacerle daño, "lo tiraron al suelo de manera rápida" aprovechando la ventaja numérica.

En el relato de los hechos, Aguilar explica que uno de los acusados pegó al joven con un tubo metálico y lo hizo caer al suelo, donde continuaron "agrediéndolo despiadadamente" con los objetos que llevaban, además de darle patadas y puñetazos en varias partes del cuerpo. El fiscal asegura que solo dejaron de pegarle cuando fueron otras personas para auxiliar a la víctima. Aguilar recuerda que dos de los acusados ya habían sido implicados en varios incidentes por enfrentamientos con independentistas y que dos de ellos han expresado en sus redes sociales ser seguidores de grupos de extrema derecha, neonazis y violentos del deporte, como los Ultras Sur.

La Fiscalía pide cinco años de prisión por un delito de lesiones, la prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima mientras dura la condena y también de asistir a manifestaciones en Barcelona hasta que hayan pasado cinco años desde la pena de prisión. También quiere que indemnicen al joven con 16.800 euros por las lesiones –tenía policontusiones en varias partes del cuerpo–, el estrés postraumático que ha sufrido a raíz de la paliza y los daños morales.

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