CRÓNICA

Crece el malestar del PSOE con ERC: "Han entrado en modo pánico"

Dirigentes socialistas creen que Junqueras está boicoteando las negociaciones

Oriol Junqueras ante el Congreso de los Diputados.
01/10/2023
3 min

Madrid“Si ya en una situación normal hacían cosas raras, imagínate ahora que han entrado en modo pánico. Nos hacen sufrir mucho”. Una voz del PSOE se expresa en estos términos en referencia a ERC, a la que ven especialmente nerviosa debido al protagonismo que está teniendo Junts, y especialmente Carles Puigdemont, en las negociaciones de la investidura. "Están en un ciclo electoral malo, y eso siempre lleva a tomar decisiones equivocadas", comenta otro dirigente socialista. El caso es que en la Moncloa, y también en Sumar, ven con preocupación no tanto la competencia entre ERC y Junts como los vaivenes de los republicanos.

En el PSOE se apunta directamente a Oriol Junqueras, al que algunos acusan directamente de estar torpedeando las conversaciones. Nada han gustado sus declaraciones a las puertas del Congreso en las que decía que la amnistía ya estaba pactada y consideran que es una treta para evitar que Puigdemont se cuelgue la medalla de la amnistía. Es en esta clave que se interpreta también la moción sobre la autodeterminación aprobada en el Parlament, de la que responsabilizan más a los republicanos que a los junteros, con los que afirman que las negociaciones avanzan a buen ritmo. “Son más serios”, apuntan.

Nadie en el PSOE cree que el episodio del Parlament ponga en peligro la investidura, pero sí han tomado conciencia de que los votos de ERC no pueden darlos por descontados. Y que la relación, que nunca fue fácil, puede empeorar. "Ellos temen que Puigdemont se presente a las catalanas y les arrase, y eso les hace estar muy nerviosos", afirma un dirigente del PSC. Entre los socialistas catalanes no existe consenso sobre cuál sería el impacto de una hipotética candidatura de Puigdemont. Hay quien dice que no les afectaría demasiado, pero otros creen que sí, sobre todo en Girona. En cualquier caso, todo el mundo parece dispuesto a aceptar este precio.

La visión de ERC

Desde ERC se ven las cosas completamente distintas. Consideran que el PSOE está intentando imponer el marco mental que la amnistía debe bastar para la investidura y por eso presiona especialmente a los republicanos, que quieren incluir otras cuestiones en el acuerdo, como un compromiso con el diálogo sobre la autodeterminación, pero también el traspaso de Cercanías o la mejora de la financiación. "Nos presionan para que nos portemos bien y seamos buenos muchachos, pero ya les hemos avisado de que esto no irá así", explican desde ERC. Los republicanos no creen que el texto pactado en el Parlament la semana pasada sea demasiado diferente del acuerdo de investidura del 2019 con el PSOE, aunque allí no se hablaba de referéndum sino de una mesa de diálogo en la que todas las partes podrían defender su posición y el compromiso de que si se alcanzaba algún acuerdo se sometería al voto de la ciudadanía. Por eso insisten en que la autodeterminación no puede quedar fuera del pacto de investidura, aunque sea sólo para seguir hablando de ello.

También ponen un especial énfasis en que Sánchez no sólo debe comprometerse con la amnistía sino con la mejora de las condiciones materiales de los catalanes. Los republicanos destacan que, aunque está fuera de foco, el traspaso de Cercanías puede ser más difícil de pactar que la propia amnistía. “Para ellos esto es ceder soberanía, es ceder un pedazo del Estado”, afirman.

Los 5 de Podem

Otra preocupación del PSOE si se logra la investidura son los cinco diputados de Podemos adscritos al grupo de Sumar pero que, en algún momento de la legislatura, podrían saltarse la disciplina de voto. Al igual que ha ocurrido con ERC y Junts, la aritmética les hace imprescindibles pese a haber sido reducidos a la mínima expresión por Yolanda Díaz. “Puede ser otro quebradero de cabeza”, afirman desde el PSOE, que ven a Pablo Iglesias con ganas de revancha; no tanto en el voto de la investidura como en las leyes posteriores.

En definitiva, las negociaciones entran en la recta final con un escenario de recelos mutuos y máxima desconfianza. Todo el mundo parece que quiere llegar a un acuerdo, eso sí, pero la atracción por el chicken game sigue viva.

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