Diana Riba, la librera que hace de forro de ERC en la Eurocámara
La eurodiputada puso los pies en el Parlamento Europeo por primera vez hace cinco años y el partido le ha vuelto a dar confianza
BarcelonaDiana Riba (Barcelona, 1975) aún recuerda el día que Raül Romeva, su marido, le llamó desde la cárcel para decirle que Oriol Junqueras quería que hiciera tándem con él en los comicios europeos del 2019, cuando el líder de 'ERC también estaba encarcelado. "Fue la primera vez que se hizo un silencio en las llamadas de cuatro minutos que teníamos. Hasta entonces nunca había habido", recuerda la propia Riba en una conversación con el ARA. La eurodiputada acabó aceptando y, cinco años más tarde, el partido ha vuelto a darle confianza para que, esta vez, sea la número 1 de la candidatura. Pedagoga de formación, Riba se había dedicado a la gestión cultural e incluso había abierto su propio negocio, la librería el Pati de Llibres en Sant Cugat del Vallès. Pero es a partir del 2017 cuando la vida le cambia: la justicia española encarcela a Romeva y ella se convierte en una de las caras de la represión, que incluso ha sufrido ella misma con el espionaje de su móvil.
El presentimiento de que la judicialización se cebaría con el movimiento independentista tras el 1-O la llevó a abandonar la librería que había abierto hacía diez años. Admite que coincidió con que percibía que este ciclo profesional llegaba a su fin y vio una buena oportunidad de traspasar el negocio a una de sus trabajadoras. Fue por los vuelos de Sant Joan del 2017. "Trabajar con ella era muy fácil, era una persona muy creativa y muy luchadora", afirma Mont Soler, la persona a la que traspasó la librería especializada en literatura infantil y juvenil. Empezaron entonces meses muy inciertos, en los que los familiares de los presos se unieron en la Associació Catalana por els Drets Civils para visibilizar la causa. Riba y su entorno aún recuerdan la red de solidaridad que recibieron: para abrir y ordenar las cartas que recibía Romeva o recoger a sus hijos cuando lo necesitaba. "Raúl tenía el Free Romeva y Diana, el Help Diana", recuerda el exsenador de ERC Bernat Picornell, que conoce bien a la familia.
Todo ello, el partido quiso internacionalizarlo. Tanto Esquerra como la propia Riba admiten que presentarla como candidata junto a Junqueras en el 2019 les servía para llevar la represión del movimiento independentista a Europa. "Lo hacían con una mujer que iba a prisión cada semana", remarca Riba. Ahora bien, más allá de esa faceta, la formación cree que la eurodiputada se ha convertido en un activo para defender todas las tesis del partido. El idilio es mutuo y ella misma asegura que, aunque no es militante de Esquerra, desde hace tiempo que ya se siente "más militante que no militante". De hecho, la implicación de Riba en el Parlamento Europeo ha ido más allá de internacionalizar el conflicto catalán y ha trabajado en otros muchos ámbitos, desde la cultura y la lengua hasta la cuestión feminista. Precisamente, sobre esta última lucha, la portavoz del partido, Raquel Sans, resalta la convicción feminista de Riba. Explica, incluso, que cuenta las palabras que cogen hombres y mujeres en las reuniones de partido para poner de manifiesto el peso de unos y otros.
Los castillos y la montaña
"Cuando llegas a un lugar, puedes vivir y estar o puedes implicarte. Diana optó por la segunda opción", resume Picornell. Cuando la eurodiputada, junto a Romeva y su primera hija, Elda, llegaron a Sant Cugat del Vallès a vivir, decidieron implicarse en la vida cultural y asociativa de la ciudad. "Quiero subir aquí arriba", les dijo Elda cuando vio pasar a los Castellers de Sant Cugat en el séquito festivo. Fue ella quien les llevó a ponerse la camisa verde ya implicarse en el grupo. Elda como enxaneta al inicio y Riba en la junta y en la técnica del grupo, pero también en el forro de algunos castells. Aún ahora, cuando la vida de europarlamentaria se lo permite, se pone la camisa.
Antes del Patio de Libros, Riba había coordinado ciclos de conferencias sobre cine y literatura para la Fundación La Caixa y también fue programadora cultural en el Fòrum de les Cultures. Añora este mundo todavía y, de hecho, cuando deje la política, asegura que querría volver. Es una de sus pasiones, como la natación y la montaña, una afición que le transmitieron sus padres.