Siempre nos quedará Madrid
BarcelonaEstas son algunas de las claves de la jornada.
1. Victoria clara del PSC, la primera vez en votos y escaños en el Parlament, que garantizará –salvo una repetición electoral que, en teoría, nadie desea– la presidencia de Salvador Illa. Es un resultado meritorio, porque devuelve al PSC a la centralidad pocos años después de votar con el PP la aplicación del artículo 155.
2. El independentismo retrocede y no suma, pese al buen resultado de Puigdemont. Sin embargo, un resultado insuficiente para llevarlo a la presidencia. Falta saber si Puigdemont dejará la política, como ha dicho en campaña, o si lo convencerán para mantener el liderato del partido, después de la amnistía. Si el presidente en el exilio lo deja, el alma convergent de Junts intentará imponerse definitivamente.
3. Hundimiento incontestable de ERC, que culmina un ciclo electoral catastrófico. Aragonès queda fuera de juego y Junqueras muy tocado. Aparte del castigo a la gestión del gobierno, los republicanos han visto cómo su posición central se ha convertido en un aspersor que ha centrifugado a su base electoral. Curiosamente, su apuesta estratégica –el diálogo con el PSOE– ha acabado reforzando a sus rivales. Sería una cruel ironía que ahora PSC y Junts pactaran y dejaran a ERC en la marginalidad.
4. Catalunya ha girado claramente a la derecha. Se acabó la excepción. Bajan ERC, los comuns y la CUP, sube Junts, se impone la versión más centrada del PSC, la suma de PP y Vox alcanza los 26 escaños. Además, asoma tímidamente la nueva extrema derecha catalana. Algunos de los vectores ideológicos del último mandato (feminismo, ecologismo, bienestar social) van a perder fuerza, y se hablará mucho más de crecimiento, seguridad e inmigración.
5. Sumas posibles: la opción de un tripartito de izquierdas existe. Pero ERC no puede hacer president a Illa gratis. También suman PSC y Junts, y por supuesto hay muchos sectores interesados en una mayoría que salve el Hard Rock y la ampliación del aeropuerto. Junts también pondrá un alto precio, como ERC. Pero para un independentista, ¿qué es menos arriesgado? ¿Dar la presidencia a un partido del 155 o quedar fuera de la gobernabilidad? Aragonès habló ayer de pasar a la oposición. ¿Es sincero o pretende que sea Junts quien pague primero el desgaste de un dilema imposible?
6. ¿Somos una nación? ¿Somos dos? ¿O ninguna? El soberanismo no ha logrado romper su techo (la abstención puede tener mucho que ver). El voto explícitamente xenófobo ha subido. Los escaños del PSC, PP y Vox, contrarios al referéndum, suman mayoría absoluta. El país corre el riesgo de perder elementos de consenso, de cronificar los factores divisivos. Es cierto que ocurre lo mismo en muchos países de Europa, pero nosotros, sin un estado propio, necesitamos con mayor urgencia factores de cohesión. ¿Cuáles son?
7. Siempre nos quedará Madrid: el independentismo puede marcarle la agenda a Illa desde el Congreso de los Diputados, donde se debaten las grandes cuestiones, especialmente la posibilidad de una financiación singular para Catalunya. La subsidiariedad de la política catalana, por una vez, puede hacerle un favor al soberanismo.