Vox prevé consolidarse y normalizarse del todo en Cataluña

Vox no fue una flor de un día. La extrema derecha españolista aterrizó en el Parlament de Catalunya en el 2021 con fuerza con 11 diputados y nada hace prever que sufra un batacazo. Pese al crecimiento del PP, las encuestas no aclaran quién liderará el espacio derechista antiindependentista porque Vox resiste. Se mantiene en los sondeos o cae ligeramente.

Lo cierto es que la campaña del 12-M se planteó como la de la consolidación del partido en Catalunya, con unos parámetros ideológicos que se han modulado en los últimos años en los que el Proceso ya no ha tenido el papel primordial otros tiempos. Ahora se lo han jugado todo al rechazo a la inmigración y al islam en concreto, con propuestas como las deportaciones masivas o la batalla cultural fundamentada en el discurso de odio. La candidatura encabezada por Ignacio Garriga ha sabido adaptarse al terreno catalán siguiendo las huellas de la extrema derecha en toda Europa. Y lo ha hecho aún con mayor dureza en plena competición con los ultras de Aliança Catalana, que son independentistas.

Les ha molestado la lucha del PP por intentar ganarles sin mencionarlos y en una carta de Santiago Abascal, omnipresente en la campaña, le reprochó la lógica de la concentración de voto cuando es Vox quien lidera el espacio por ahora. Su papel político ha sido nulo estos últimos tres años en la cámara catalana, sobre todo por el cordón sanitario y el hecho de que su blog ha sido una minoría inoperante. Y ahora tampoco plantean tender la mano a ningún candidato. Son conscientes del escenario político difícil y su batalla con los socialistas ha sido frontal: los ponen en el mismo bloque que los independentistas y los tachan de “golpistas”. Se han desentendido de los acuerdos poselectorales, tildados de “politiquería”, y se han limitado a poner una prioridad: asentarse de lleno en el mapa político y normalizar su discurso. Por eso, no entran en quinielas, se muestran antisistema y optan por la agresividad como la respuesta de Abascal en un acto en Reus. El suyo es un proyecto impulsado paulatinamente para calar en la sociedad y sobre todo entre los jóvenes.