La otra Marta Rovira que corta el bacalao en ERC
La jefa de filas en Vilassar de Mar ha dejado el gobierno de Junts en minoría ya las puertas de una moción de censura

BarcelonaHay una Marta Rovira que sigue removiendo las cerezas en ERC. No es la exsecretaria general ni lo hace desde la sede nacional del partido, sino desde Vilassar de Mar. Como jefe de filas de los republicanos en el municipio del Maresme, acaba de decidir abandonar el gobierno de Junts para estudiar una alternativa con Babord (CUP-Comuns) y el PSC. "El problema no es Junts, es la alcaldesa, que no negocia nada y lleva al pleno cosas que ni hemos hablado", denuncia Rovira por justificar un relevo a la alcaldía.
En plena crisis interna de ERC, la hasta ahora concejala de Cultura ha preferido centrarse en la política local. Así, a diferencia de lo que hizo hace dos años, ha optado por no presentarse al consejo nacional. Entonces, sorprendentemente, fue la segunda candidata más votada, sólo por detrás de Joan Tardà, y superando, con mucho, pesos pesados del partido como Josep Maria Jové, Josep Huguet, Anna Caula, Marta Cid o Maite Aymerich. "Puede que la gente se confundiera, nunca lo sabré, pero no me esperaba sacar estos resultados", admite entre risas Rovira en conversación con el ARA.

Fue, precisamente, su alter ego, con quien se conocen desde hace tiempo, quien la animó entonces a presentarse. "Tuve que buscar 50 avales en una semana", reconoce. Pero, ¿cuál es su relación con la ex secretaria general?: "Tenemos muy buen rollo, ya llevamos muchos años militando ambas en ERC e incluso he ido a verle un par de veces a Ginebra". Y revela que siempre que puede le da coña: "Como yo nací antes, le digo que yo soy la primera Marta Rovira".
En el congreso de ERC expone que votó el candidato de Nueva Izquierda Nacional (NIÑO), Xavier Godàs, que precisamente fue alcalde del municipio vecino de Vilassar de Dalt y que perdió ante Oriol Junqueras: "No hay rivalidad entre Vilassar de Mar y de l' tener ninguna duda". Sin embargo, la bipolarización de la campaña la hizo alejarse de la pugna interna: "No me involucré mucho porque la campaña fue a matadegolla", lamenta Rovira, que está en contra, por ejemplo, de la llamada "comisión de la verdad" por el caso de los carteles contra los Maragall, destapado por el AR. "No hay que ajustar cuentas si el equipo que lo promovió ya no está y sus responsables ya han plegado", concluye.
Que se diga igual que la hasta hace poco secretaria de ERC ha hecho que algunos dirigentes del partido le llamaran por error. Uno de ellos fue Ernest Maragall. ¿Por la crisis interna? "No, no, me escribió hace mucho tiempo". El exconseller le envió un mensaje y le preguntó si podía hablar. "Tengo un amigo que también se llama Ernest y pensé que era él y le dije que me llamara", expone. "¿Has visto qué publica la prensa?", le soltó Maragall tras ver que su nombre ya se había filtrado como candidato de Esquerra para las elecciones europeas del 2014. Cuando escuchó su inconfundible voz, rápidamente le avisó de que ella no era Marta con la que quería hablar. No hubo charla.
No ha sido el único despistado que le ha llamado. A las puertas del 1-O también lo hizo el entonces presidente de la ANC, Jordi Sànchez, con quien también se conocían de su militancia en la Crida. "No me dio ninguna información trascendental del operativo", explica Rovira, quien asegura que "nunca" se ha enterado de cosas que no debía saber. Como mucho, algún mensaje de algún diputado explicándole que ya habían acordado a los representantes de una comisión parlamentaria. Si el exilio de Rovira ya enfrió las confusiones, con el paso junto a la ex secretaria general la concejala ya no recibe ningún mensaje ni llamada comprometida. Suficiente trabajo tiene en Vilassar.