Puigdemont deja de ser el presidente del Consejo de la República con la dimisión en bloque del gobierno
El retorno del expresidente a la cúpula de Junts y las dudas sobre la gestión económica de Comín, claves para entender la crisis
BarcelonaEl Consejo de la República pasa una época complicada y no sólo porque la independencia se haya alejado como objetivo a corto plazo, con Salvador Illa presidiendo el país y sin mayoría soberanista en el Parlament. Más allá del contexto político adverso, son las crisis internas las que comienzan a multiplicarse. Fruto de esta inestabilidad, los miembros del gobierno de la organización en el exilio, que hasta ahora presidía Carles Puigdemont, han dimitido en bloque, dando paso a una forzosa convocatoria de elecciones. En un comunicado público, el Consell explica que el cese se produjo este lunes y que ahora quiere "blindar al máximo la independencia y transversalidad" del ente una vez Puigdemont vuelve a ser el máximo dirigente de Junts y renuncia a estar a la cabeza de la entidad –al contrario de lo que hizo en el 2022, cuando dejó la presidencia de Junts para centrarse en el Consell–. En el mismo documento, los hasta ahora miembros del ejecutivo garantizan que sus decisiones "se toman con total libertad en relación a las estrategias partidistas".
El pasado lunes un consejero del gobierno de la entidad, David Caldeira, vinculado al partido de la izquierda independentista Poble Lliure, comunicó –en un correo a la militancia al que ha accedido el ARA– su dimisión como miembro del Consell porque consideraba que "no representa la transversalidad necesaria" por ser "útil al servicio del proceso de liberación nacional". Esta carta fue un elemento detonante, según algunas fuentes, para precipitar la dimisión conjunta aunque desde el Consell no lo confirman. Sí recalcan que el comunicado conjunto, que también firma Caldeira, apela ya a recuperar la "transversalidad", asumiendo implícitamente que se había perdido.
En todo caso, el retorno de el expresidente de la Generalitat en el liderazgo de los junteros ha sido determinante según las fuentes consultadas del Consell, que admiten que también ha contribuido a ello el clima de acusaciones de mala gestión financiera del vicepresidente de la asociación, Toni Comín. Apuntan que el "ruido" que ha generado este asunto ha empujado, si bien la decisión ya estaba cocinándose en octubre por las circunstancias políticas en el Principado y el papel de Puigdemont. La auditoría que señala "irregularidades" contables en la gestión de Comín, que avanzó El Mundo ya la que accedió el ARA, ponía en cuestión unos gastos por valor de 15.000 euros que "no se pueden procesar según la normativa belga", aunque Comín negó que fueran gastos personales. Sin embargo, la auditoría provocó que se le retirara el control exclusivo de las finanzas. En el comunicado de este miércoles también se menciona "la necesidad de auditar la actividad y gestión del Consell" y "seguir las recomendaciones de mejora". Hasta las elecciones, será una gestora quien "liderará la transición" y quien fijará la fecha y el procedimiento electoral, que permitirá abrir una nueva etapa.
Cambio de etapa
No hace ni ocho meses fueron designados los nuevos miembros del gobierno del Consejo, en una remodelación que debía servir para relanzar el proyecto, para recosir el independentismo y contribuir a hacer "maravillas" como el 1-O otra vez. Pero el movimiento de Puigdemont para presidir Junts y las dudas de la gestión económica de Comín, hasta ahora el número dos de la entidad, han acabado siendo obstáculos demasiado importantes. La apelación a la "transversalidad" asume carencias en la diversidad ideológica, que ha sido el reproche desde el inicio de muchos partidos y entidades independentistas –ERC, la CUP, y también Òmnium– y se ha evidenciado orgánicamente por el peso de numerosos miembros del ejecutivo del Consell dentro de Junts: Puigdemont preside el partido; el portavoz del Consell, Toni Castellà, es vicepresidente de la formación; la entidad tiene como vicepresidente al eurodiputado juntero Toni Comín; y el diputado Lluís Puig también está en la cúpula.
Esto ha acabado de urgir la necesidad de ampliar el abanico político, según las fuentes consultadas. El paso junto al expresidente catalán supone un cambio destacado: por primera vez se desentiende de la dirección del órgano que él mismo había creado en el 2018 para dar voz a la causa independentista catalana desde el exilio. La reconfiguración que desencadene abrirá un escenario inédito en el que habrá que decidir qué papel juegan los exiliados y si participan en la cúpula de alguna manera, sobre todo en lo que se refiere a Puigdemont. Por otra parte, el Consell se conjura para "adaptarse a la nueva realidad" teniendo en cuenta que la cúpula cree que el ente "es más necesario que nunca" y que debe "seguir trabajando en la unidad de base y para mantener la vigencia del mandato del referendo del 1 de octubre".