El gobierno español intenta reconectar al rey con Catalunya
Felipe VI viajará dos veces más a Barcelona en pleno debate sobre los indultos
MadridCon la llegada de ERC a la presidencia de la Generalitat, la Moncloa ha iniciado una nueva operación de la mano de la campaña para la concesión de los indultos: un intento de reconectar a Felipe VI con Catalunya después de la ruptura del discurso del 3-O y la polémica decisión de rechazar que asistiera a la entrega de los despachos judiciales en Barcelona en septiembre. Desde entonces Pedro Sánchez ha intentado reconducir la situación con la Zarzuela. Pero es en plena recta final por la medida de gracia que el rey vuelve a desembarcar en Barcelona. La cita de este miércoles es solo la primera: estará también este fin de semana por la inauguración del Mobile Word Congress –después de la cancelación del año pasado por el coronavirus– y está previsto que el 1 de julio también entregue los Premios Princesa de Girona en la Ciudad Condal, una vez previsiblemente ya se habrán concedido los indultos a los líderes independentistas.
“El rey estará haciendo agenda catalana siempre que se necesite y se requiera con total normalidad, y esto es importante”, han destacado este miércoles fuentes del gobierno español, que han querido quitar hierro al hecho que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, no asista a la cena organizada por el Cercle d'Economia y han señalado que lo importante es que haya representación del ejecutivo catalán después de años de ruptura. Celebran que los republicanos poco a poco se vayan “amoldando” a la nueva situación y que se esté recuperando, a su parecer, cierto respeto institucional. De hecho, enfatizan que, a pesar de todo, Aragonès y el monarca sí que han coincidido en una reunión “privada” con una delegación de empresarios coreanos y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, antes de la cena.
Un deshielo complicado
Las visitas de Felipe VI a Catalunya llegan en un momento en el que el PP está situando a la Zarzuela en una posición difícil después de que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, pusiera en entredicho que el monarca firmara los indultos a pesar de tenerlo que hacer por imperativo constitucional, puesto que no puede hacer política partidista. El rey tampoco ha hecho mucho últimamente para acercarse a Catalunya. Las visitas se han anunciado a última hora, en espacios blindados a las protestas o incluso en reuniones privadas y no anunciadas previamente. Desde 2017 siempre ha sido recibido con concentraciones de rechazo que durante el último año –en un contexto de pandemia– han ido a menos.
Sea como fuere, la Moncloa considera un punto de inflexión el saludo em el Cercle d'Economia después de que Aragonès asegurara en diciembre que no iría a ningún acto que “blanqueara” a la monarquía. El gobierno de Pedro Sánchez, sin embargo, tampoco ha querido dar mucho bombo al tema. El martes la ministra portavoz, María Jesús Montero, dijo que entendían perfectamente que el presidente de la Generalitat no fuera a la cena atendiendo a su “ideario” y que había que tener en cuenta que lo importante es que hubiera representación institucional del Govern. Este miércoles, Sánchez se ha limitado a decir que era “deseable” que en actos importantes en Catalunya con la asistencia del rey, también estuviera la Generalitat.
Después del choque de hace nueve meses, cuando el rey se alineó con el Poder Judicial por el veto al acto en Barcelona, el presidente español lleva tiempo mimando la casa real. Sobre todo protegiéndola de los escándalos de Juan Carlos I –el último, una cuenta en Andorra–. De momento ha dejado en un cajón la ley de la Corona porque considera que acabar con la inviolabilidad sería un melón complicado. Sí que el PSOE se unió por sorpresa el martes a una propuesta de ley de Podemos en el Congreso para acabar con las injurias a la Corona en el Código Penal. Un paso más también para intentar reconectar con Catalunya, a pesar de que la iniciativa apenas está en su inicio en el Congreso.