PARTIDOS POLÍTICOS

La guerra fría Casado-Ayuso por el liderazgo del PP madrileño

La presidenta ha empezado una ofensiva que incomoda a Génova

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MIREIA ESTEVE
3 min
Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso ayer en Pozuelo de Alarcón.

Madrid“Estoy un poco emocionada porque ha sido una entrada como Britney Spears, se ha montado una aquí en la puerta...” Hacía pocos minutos que Isabel Díaz Ayuso había entrado entre empujones, aplausos y gritos de apoyo en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Otro baño de masas para la presidenta madrileña desde la victoria apabullante del 4-M. Los elogios del jueves en la universidad serían una anécdota más si no fuera por el momento en el que se dan. Ayuso ha empezado desde hace unas semanas una ofensiva para postularse para dirigir el PP madrileño en un congreso que el partido todavía no ha ni convocado y que no prevé que se celebre hasta finales del primer semestre de 2022. La estrategia de Ayuso ha incomodado a la cúpula del partido y, de hecho, se ha acabado convirtiendo en un pulso público con el líder, Pablo Casado.

La batalla entre la sede de la calle Génova y los despachos del gobierno de la Comunidad, en la Casa de Correos de la Puerta del Sol, no es nueva. Eran públicas las desavenencias entre el ex líder popular Mariano Rajoy y la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre -que ya ha aplaudido la ofensiva de Ayuso-. El PP de Madrid ha ejercido históricamente un contrapoder en el partido, por su peso a nivel de militancia pero también institucional: los populares gobiernan el Ayuntamiento de la capital española desde 1991 (con el paréntesis de cuatro años de Manuela Carmena) y la Comunidad de Madrid desde 1995.

Con la elección contra todo pronóstico de Ayuso para que encabezara la lista para las autonómicas de 2019, Casado elegía a una persona de su plena confianza para evitar, precisamente, que le pasara lo mismo que a Rajoy. De hecho, ya la había escogido como vicesecretaria de comunicación cuando él fue elegido presidente del partido, en verano de 2018.

El fenómeno Ayuso ha ido en auge desde el 4-M. Y el entorno de la presidenta madrileña, encabezado por su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, no ha querido desaprovecharlo. Es cuando Ayuso está viviendo el momento más dulce al frente de la Comunidad de Madrid cuando han considerado que se tenía que presionar para que este peso se reprodujera también en el partido. Aunque esto acabara contraprogramando la convención de los populares, que empieza la semana que viene y que tiene que servir para rearmar el partido ideológicamente a dos años de las generales.

Desde la cúpula de Casado creen que es pronto para abrir este melón y querrían haberlo consensuado antes internamente. Pero, cuanto más intentan frenar a Ayuso, más se envalentona ella. “En realidad ni siquiera presiono, solo opino qué es lo mejor para la organización”, decía el viernes la presidenta madrileña. Acababa reprochando, sin embargo, que le digan que “no toca” hablar del congreso justo cuando ella se ha postulado.

Hacer entrar a Alemeida en el juego

En Génova no ven mal que Ayuso pilote el partido en Madrid, pero no quieren dejar fuera de juego al alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, sobre todo teniendo en cuenta las históricas tensiones entre estas dos instituciones cuando las encabezaban Alberto Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre. La dirección apostaría por una candidatura conjunta entre Almeida y Ayuso -también se decantan por que una tercera persona lidere el partido-. Una fórmula que serviría para repartir poder, y restárselo a Ayuso, por si el entorno de la presidenta madrileña piensa en lanzarla a disputar el liderazgo a Casado -ella siempre se ha descartado para la Moncloa-. Ahora bien, arrinconar a Ayuso supondría abrir una guerra que Casado podría acabar perdiendo.

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