ONCE DE SEPTIEMBRE

El independentismo presiona al Govern en la calle antes de la mesa

Paluzie pide a Aragonès que abandone la vía del diálogo con el Estado y “haga la independencia”

01. Imagen aérea de la manifestación. 02. Manifestants.
y DAVID MIRÓ
12/09/2021
4 min

BarcelonaAles 16.05 dos familias con las camisetas de la ANC y con esteladas atadas al cuello avanzan por la calle Sardenya de Barcelona. En la calle Marina se ven ya varios grupos con el granate corporativo. Y en el metro van confluyendo para desembocar en Pau Claris, arriba de la plaza Urquinaona. La sensación es de mucha más gente de la esperada, y esto quiere decir que se ha conjurado el peligro de un chasco espectacular. No es como las Diadas históricas, pero es una manifestación muy concurrida, lo que, en la recta final de la pandemia y con el independentismo dividido y desconcertado, no es poca cosa. “Era muy importante venir este año, para que no se piensen que nos hemos enfriado”, comentaba Francesca. La Guardia Urbana hablará al atardecer de 108.000 manifestantes. El movimiento continúa vivo en la calle.

Con el expediente de la manifestación cubierto, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, pudo lanzar su mensaje de presión al Govern pocos días antes de la reunión de la mesa de diálogo. Y este mensaje del independentismo unilateralista que hoy representa la ANC es justamente que el diálogo con el Estado no sirve de nada. “Al Govern le exigimos que deje de mirar al Estado esperando concesiones, porque el Estado lo interpreta como un gesto de debilidad y aprovecha para humillarnos y, si puede, ¡aplastarnos!” Y si el diálogo no es la vía, ¿qué propone la ANC? Aquí Paluzie, parafraseando a Carme Forcadell, fue meridiana : “President, ¡haga la independencia!”

"Era importante estar para que no se piensen que nos hemos enfriado"

Ánimos de Cuixart

Sin duda, sin embargo, uno de los protagonistas de la jornada fue el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, que cuatro años después de ser encarcelado pisaba por primera vez la calle en una Diada. Así como Paluzie representa al independentismo molesto, Cuixart es hoy el exponente de aquel lema de “la revuelta de las sonrisas”, obsesionado como está con levantar los ánimos de la gente irradiando optimismo y felicidad a puñados. El presidente de Òmnium, con un discurso apasionado y emotivo que fue muy aplaudido, fue con mucho cuidado al entrar en el debate sobre la mesa de diálogo, pero sí que reclamó a los partidos independentistas que se pongan de acuerdo y pacten una estrategia compartida. Eso sí, su discurso fue ecuménico, con referencias a la inmigración y a temas candentes como el precio de la luz. “El estado español no ha ganado -recordó-, y ellos lo tienen más claro que nosotros”, dijo, antes de concluir con su ya clásico “¡Lo volveremos a hacer!”

A pesar de los constantes llamamientos a la unidad de los organizadores, la jornada no evitó que se hiciera evidente la fractura que hoy recorre el independentismo. El presidente de ERC, Oriol Junqueras, había sido silbado la noche anterior en el Fossar de les Moreres y tuvo que volver a oír gritos en la manifestación, igual que el president de la Generalitat, Pere Aragonès. En la marcha incluso se vio una gran pancarta con el lema “Basta traidores”, lo que demuestra que el movimiento hoy se ha vuelto más agrio y con grupúsculos más pendientes de señalar a los compañeros de viaje que de hacer crecer el número total de independentistas. En cambio, las referencias al president Puigdemont continuaron siendo muy aplaudidas.

La carta de la mesa

A pesar de que se podía prever que el ambiente sería claramente hostil a su estrategia, todos los mensajes de ERC de la vigilia, con el discurso del president, y el de Marta Vilalta ayer fueron en la línea de pedir que el independentismo haga piña para negociar con más fuerza ante el gobierno Sánchez. Los republicanos, pues, se lo juegan todo a la carta de una mesa que hoy en día todavía no tiene ni fecha, ni composición, ni orden del día confirmados, y esto puso las cosas relativamente fáciles a los portavoces de Junts, que aprovecharon para subrayar su escepticismo. Aún así, Jordi Sànchez dejó claro que ellos estarán.

El gran interpelado, Pedro Sánchez, también se quiso hacer presente en la Diada con un tuit en catalán en que deseaba una jornada de “concordia” (palabra fetiche del líder socialista cuando habla de Catalunya) y afirmaba: “Avancemos hacia lo que nos une, trabajemos por una Catalunya en positivo, que anda con decisión hacia un futuro de progreso”.

Tensión en Via Laietana

Una de las incógnitas de la jornada era ver si habría incidentes al paso de la manifestación por delante de la comisaría de la Policía Nacional de Via Laietana, epicentro de las protestes postsentencia de 2019. Hubo, en efecto, lanzamiento de objetos y momentos de tensión, pero finalmente la cosa no fue a más y los Mossos dispersaron los manifestantes que se habían concentrado.

Lejos quedan, pues, las imágenes de una Barcelona en llamas de 2019. Indudablemente la tensión ha bajado, y el escenario es muy diferente. Ya no hay millones de personas en las calles y el independentismo mayoritario, de manera más explícita en el caso de ERC y menos en el de Junts (donde hay un núcleo unilateralista liderato por la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y el expresident Quim Torra), ha optado por la vía del diálogo con el Estado. No es, sin embargo, lo que se respiraba en la manifestación, donde había carteles con el lema “Exigimos la independencia”, como si fuera una cosa fácil y dependiera únicamente de la voluntad de una persona, sea Puigdemont, Aragonès o Junqueras. Habrá que ver, por lo tanto, hacia dónde evoluciona este independentismo molesto de la ANC.

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