EXTREMA DERECHA

La irrupción de Vox hace peligrar la visibilidad de Cs y PP en el Parlamento

Los dos partidos defienden marcar perfil ideológico ante la ultraderecha

Anna Mascaró / Mireia Esteve

BarcelonaVox puede resultar una presencia muy incómoda para Ciudadanos y el PP en un sentido que no afecta al resto de partidos. Mientras que el independentismo, el PSC y En Comú Podem afrontan la entrada de la extrema derecha en el Parlament planteando un cordón sanitario, naranjas y conservadores tienen que convivir con ellos. Por un lado, porque comparten electorado y, por otro, porque están de acuerdo en uno de los temas clave en Catalunya: la dureza antiindependentista. El partido dirigido por Ignacio Garriga tiene previsto tomar del unionismo más inflamado el rol de azote del soberanismo. Mientras se lamen las heridas por los malos resultados del 14 de febrero, a Cs y el PP les urge tomar posiciones en el Parlament.

"Seremos la peor pesadilla del separatismo y la izquierda". Así plantea Vox su rol en la legislatura, según fuentes del partido, conscientes de que su actitud de confrontación radical les ha permitido arrebatar escaños de Cs y el PP. La extrema derecha se prepara para un mandato en el que se encontrará aislado en el hemiciclo, pero eso también le permitirá reivindicarse y buscar la complicidad del votante más radical. La fórmula ya le funcionó en campaña para dar el sorpasso a sus competidores, a pesar del intento del PP de marcar perfil propio, sobre todo en los debates electorales. Ahora bien, no por haberse quedado con tan solo tres diputados el PP prevé cambiar su discurso e ir a remolque de Vox. "Siempre hemos tenido un discurso propio en el Parlament y no se ha parecido más a Vox", defienden fuentes de la dirección, que recuerdan que no han propuesto nunca disolver el estado autonómico.

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Esto no significa, sin embargo, que den carta blanca al independentismo. "Si se incumplen las leyes, estaremos al frente", avisan. De hecho, ven en el discurso frentista de Vox una ocasión para erigirse como la "voz sensata" del unionismo, marcando perfil liberal conservador. Con tres diputados, el PP tendrá que hacer lo imposible para visibilizarse, acosado por Vox en la derecha pero también por Cs -su número dos fue cabeza de lista de los naranjas-. "Tendremos que aprender a hacer política más allá del Parlament", apunta un dirigente del partido, que se afianza en la estrategia de no "imitar" a Vox pero sí de acercarse más a la calle.

Reivindicar el ideario liberal

Cs también se ha conjurado para hacer más calle. Varias voces de la ejecutiva admiten que haber pasado demasiadas horas en los despachos les puede haber castigado en las urnas. Los 36 escaños obtenidos el 21-D no les sirvieron para aprobar muchas de sus iniciativas, debido a las dificultades que tuvieron para hacer pactos. Sin embargo, fuentes de la ejecutiva permanente descartan grandes cambios en el discurso identitario y también participar en un cordón sanitario contra Vox -viernes Carlos Carrizosa preguntó al PSC si su propuesta de aislar a la extrema derecha incluía a JxCat-. Cs mantendrá, pues, la dureza contra el independentismo, aunque desde la dirección catalana admiten que será un espacio más competido. Confían que remarcar su ideario liberal les permitirá diferenciarse. Seguirán el camino iniciado en los últimos meses de legislatura y buscarán consensos en temas económicos y sociales, reflejándose en la estrategia de Inés Arrimadas en el Congreso.

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Cs y el PP esperan tener una buena relación esta legislatura. De hecho, según fuentes conservadoras, incluso valoraron si tenían que unir a los diputados en un mismo grupo, pero convinieron en que no había "ningún incentivo" para hacerlo y que podrían tener más visibilidad yendo separados, aunque tienen intención de "colaborar". Fuentes de la cúpula popular insisten en que en un futuro es inevitable que el PP y Cs terminen con "algún tipo de confluencia" para ser más fuertes en este espacio ideológico, pero descartan que sea a corto plazo. La dirección naranja rechaza por ahora diluir sus siglas, aunque voces internas lo plantean -especialmente las próximas a la antigua ejecutiva de Albert Rivera-. En la legislatura que se abre, los dos partidos tienen la tarea de frenar un declive que podría no tener fondo.