Juan Carlos I reivindica a Franco en las memorias: "Nunca he dejado que nadie le criticara ante mí"
El rey emérito habla con ternura y admiración sobre el dictador
ParísEl 20 de noviembre de 1975 está grabado en la memoria de muchos ciudadanos. La muerte del dictador Francisco Franco supuso un punto de inflexión en la historia de España: poco después pondría punto y final a la dictadura e iniciaría el camino de la transición hacia la democracia. La desaparición de Franco también supuso el restablecimiento de la monarquía española con Juan Carlos I –limpio de lo que había sido el último monarca, Alfonso XIII– como rey.
Dentro de algo menos de dos semanas cumplirá 50 años de la muerte del dictador, y el gobierno español ha preparado una serie de actos para conmemorar la boda de oro de la libertad. Pero el rey emérito, que desempeñó un papel destacado en la Transición, no participará. El ejecutivo de Pedro Sánchez ha decidido no invitarle. El anuncio de apartar a la exmonarca de los festejos ha coincidido con la publicación en Francia esta semana de las memorias del rey emérito –retirado desde hace cinco años a Abu Dhabi por los escándalos que le hicieron abdicar–, en la que reivindica el franquismo.
En el libro, Reconciliación, que se publicará en castellano el 3 de diciembre, Juan Carlos I hace público su resentimiento con el gobierno actual y narra su proximidad con Franco, de quien habla con ternura y admiración sin pudor alguno. La exmonarca no se refiere en ningún momento a él como dictador sino que habla del "general" o simplemente Franco, y relata la relación casi paterno-filial que tuvo.
"Nos llevábamos 46 años. Él no tenía hijos. Quizás proyectaba en mí un sentimiento paternal. No escondía la simpatía que me tenía. Incluso una cierta ternura y amabilidad", asegura. El rey emérito explica que se veían regularmente en el despacho de El Pardo y en el Pazo de Meirás durante las vacaciones, y que a menudo acompañaba al dictador a actos oficiales: "Iba a verle al Pardo casi cada semana. Teníamos conversaciones informales, aunque el contexto siempre era formal [...]. Yo apreciaba estos encuentros, él siempre se mostraba."
En una ocasión, Juan Carlos se durmió en el coche oficial de camino a una ceremonia, con la cabeza apoyada en el hombro de Franco, que le despertó cuando llegaron. "No vi en su mirada ningún reproche, incluso parecía hacerle gracia que me hubiera dormido –recuerda–. Su animadversión hacia mi padre nunca se reflejó en mi relación con él".
Rey gracias a Franco
Ya era sabido que Franco no mantenía una relación fluida con Joan de Borbó, aspirante al trono de España. Por eso designa a su hijo, Juan Carlos, como sucesor en 1969. "Si soy rey es gracias a él", escribe el emérito en sus memorias, escritas en francés. La exmonarca explica con detalle las tiranteces entre el dictador y su padre y cómo Franco, pensando en nombrarle a su sucesor, impone la educación de Juan Carlos: le obliga a estudiar en España y no en otro país como quería su padre, ya formarse como militar en las tres academias –tierra, mar y aire– antes de.
El emérito relata también el momento en que conoció al dictador. Corría 1948 y entonces Juan Carlos de Borbón tenía 10 años. Su encuentro le impresionó. "Se mostró muy cariñoso. Tenemos de él una imagen de hombre severo y frío pero en la intimidad, o al menos conmigo, siempre fue amable, sonriente y charlatán", escribe. Años después, cuando ya se había instalado en España, en el Palacio de la Zarzuela, Franco le invitaba a navegar ya pescar durante sus vacaciones en Galicia. Incluso, según el relato de la exmonarca, aceptaba poner para que el futuro rey le tomara fotografías con una cámara que le había regalado su madre.
A lo largo de las casi 500 páginas, Juan Carlos I hace muchas referencias y alabanzas a Franco, de quien habla siempre con admiración. "Le respetaba enormemente, apreciaba su inteligencia y su sentido político", escribe. "Nunca he dejado que nadie le criticara ante mí", afirma. La exmonarca también repasa los hechos del 23-F, insiste en que él no tuvo ninguna complicidad con el golpe de estado, y rememora lo último que le pidió el dictador cuando estaba a punto de morir: "Solo le pido una sola cosa: mantenga la unidad de España".
Blanquear el franquismo
En sus memorias, ya las puertas de la conmemoración del fin de los 50 años de dictadura fascista, el rey emérito no duda en blanquear el franquismo y adoptar una posición equidistante entre quienes perdieron la Guerra Civil y sufrieron la dura represión franquista, y los que salieron vencedores. Lejos de condenar la dictadura, Juan Carlos I reivindica los 40 años de Franco y pide no olvidar uno de los períodos más negros de la historia reciente de España.
"Para algunos, sigue siendo el hombre de la guerra civil, responsable implacable de miles de muertos. Para otros, encarna la estabilidad conseguida tras décadas de tensiones e inquietudes [...]. Nunca habrá consenso, cosa que es legítima, pero no se pueden borrar como si nada casi nosotras." Juan Carlos I pone como ejemplo de la bondad del franquismo la herencia "de un sistema de seguridad social que todavía está vigente actualmente".
En un pasaje del libro, la exmonarca destaca que un rey debe mantener la neutralidad política y recuerda un consejo que le dio Franco y que –asegura– le ha guiado durante toda la vida: "Boca muda nunca es batida". Con sus memorias, el emérito parece haber traicionado definitivamente el consejo de su admirado Franco.