El mañana de Puigdemont y el futuro de Junts per Catalunya
BarcelonaUna labor habitual de la crónica política es la búsqueda de sinónimos para referirse a un mismo partido y evitar así convertir el texto en una repetición de siglas. Así, los republicanos sirve para definir a ERC, los socialistas, al PSC, o los populares, al PP. Con Junts per Catalunya, la fórmula juntaires no acaba de cuajar y a menudo se ha empleado como alternativa el partido de Carles Puigdemont, una elección que no gusta en el entorno del expresidente porque la considera un intento de presentar a la formación como un partido personalista. Pero, si bien es cierto que JxCat es mucho más que Puigdemont, también lo es que su figura es la clave de bóveda que permite sostener todas las almas de la formación.
Por eso todo el mundo al partido está ahora pendiente del futuro del expresidente, una vez Jordi Sànchez ha anunciado que no aspirará a la reelección como secretario general. Puigdemont, a quien nunca ha interesado la vida de partido, también podría dejar la presidencia de la formación en el congreso de junio y centrarse definitivamente en el impulso del Consejo por la República, ahora que el expresidente encara la fase decisiva de su pulso judicial con el Estado. Cuando no se han cumplido ni dos años de su congreso fundacional, pues, Junts per Catalunya vuelve a estar ante un congreso clave para su futuro.
Puigdemont, admiten los suyos, es el pegamento que mantiene unido a un partido bajo el paraguas del cual viven desde dirigentes históricos de Convergència hasta liderazgos sin pasado político nacidos sobre la ola del 1-O y desde pragmáticos con vocación de gobierno hasta unilateralistas que abonan la idea de que ahora toca romper el ejecutivo. Por eso, muchos se preguntan si la arquitectura todavía tierna de la formación puede resistir un cambio como el que se divisa si, como parece, el expresidente se echa a un lado a nivel orgánico. Si lo hace, Puigdemont seguirá teniendo la máxima ascendencia sobre Junts, pero de quienes formen la nueva cúpula dependerá en buena parte hacia donde se dirige el partido en el futuro.
¿Un futuro con Borràs y Turull?
Laura Borràs y Jordi Turull ya han empezado a tantear el terreno. El tándem formado por la presidenta del Parlament como presidenta del partido y el exconseller como secretario general tiene adeptos dentro de Junts, pero también genera incógnitas. De entrada, ¿qué quiere hacer Turull? El exconseller mantiene un silencio estratégico sobre sus planes al abrigo del cual, sin embargo, empiezan a nacer las voces que insinúan que es “demasiado convergente” y alimentan vías alternativas. Pero también hay que saber qué quiere Borràs, si la visibilidad de la presidencia o el peso político de la secretaría general. Hasta ahora ha demostrado tener querencia entre las bases, pero el caso ILC y el caso Juvillà la han desgastado y en el último barómetro del CEO los votantes de Junts la valoraban con un 6,6 (por el 7,7 de Puigdemont). A pesar de que al partido hay quien avisa que no es lo mismo ganar unas primarias abiertas en la militancia que un congreso, pocos se atreverían, sin embargo, a batirse en duelo. Por eso, con Borràs casi fija en la ecuación, la batalla clave del próximo congreso de Junts será sepultada y no será por la presidencia o la secretaría general, sino por el control de la ejecutiva.
Los detalles
Semana de tropiezos para la alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín. El mismo día que la Fiscalía pedía cuatro años de prisión para su primer teniente de alcaldía, la también presidenta de la Diputación de Barcelona estuvo a punto de caerse al suelo durante su intervención en un almuerzo informativo organizado por el Foro Europa. Un resbalón, en este caso, sin consecuencias.
Menos del 50% de los catalanes –según el CEO– reconocerían a Jéssica Albiach por la calle. Y últimamente se lo ha puesto algo más difícil... a los catalanes y a su equipo de comunicación. La líder de los comunes se fue a Valencia al poco de hacerse una sesión de fotografías para el partido y allí decidió cortarse el pelo. Las fotos, acabadas de hacer, ya no sirven. Y se las tendrá que volver a hacer después de Pascua.