Tribunales

Manos Limpias admite que la denuncia contra Begoña Gómez podría estar basada en noticias falsas

El autollamado sindicato ultraderechista acumula casos contra dirigentes progresistas e independentistas que han quedado en nada

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Miguel Bernad presentó ayer la querella ante Jordi Pujol en el juzgado 31 de Barcelona.

MadridEl terremoto político que la investigación contra Begoña Gómez ha supuesto para la política española y catalana en las últimas horas podría tener su origen en fake news. Manos Límpias ha admitido abiertamente este jueves que la denuncia que presentó contra la mujer de Pedro Sánchez por presunto tráfico de influencias, y que ha llevado al presidente español a plantearse plegar, está basada en unas noticias que podrían ser falsas.

En un comunicado, el líder del autodenominado sindicato ultraderechista, Miguel Bernad, afirma que se limitaron a trasladar a la justicia "informaciones que afirmaban presuntas irregularidades que podrían ser presuntamente delictivas" y afirma que "será ahora el juez quien tendrá que comprobar si estas informaciones periodísticas son ciertas o no". "Pero si no son inciertas entendemos que la causa judicial tendrá que proseguir", añade en el texto, donde califica de "inaceptable" la reacción de Pedro Sánchez y le reprocha que, en lugar de dar explicaciones sobre las acusaciones contra Gómez, haya optado para "insultar" a su organización.

¿Qué es Manos Limpias? Es habitual escuchar ese nombre vinculado a denuncias contra dirigentes progresistas y del entorno del independentismo y, sobre todo, de denuncias que no llevan a ninguna parte. Una de las últimas fue contra Pedro Sánchez por la ley de amnistía, que el Tribunal Supremo inadmitió. El líder de este pseudosindicato, Miguel Bernad, es una figura controvertida no sólo por su ideología –fue dirigente del Frente Nacional constituido por el político franquista Blas Piñar y fue nombrado caballero de honor de la Fundación Francisco Franco– sino también por la gestión de la actividad judicial de la organización.

Pocas instituciones en España se han escapado de una querella de Manos Limpias, que utiliza la acusación popular –reservada para quienes no son perjudicados directos– por personarse en casi todos los casos con relevancia mediática. Han disparado contra el PSOE en el caso de los ERE de Andalucía, contra el PP por lospapeles de Bárcenas, han señalado la familia real en el caso Nóos y mantienen una obsesión por los nacionalismos periféricos: lograron la condena del presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, y fueron acusación popular en el procedimiento del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya contra Artur Mas por el 9-N.

Juan María Atutxa

El sindicato ultra ha presentado más de doscientas demandas desde su fundación, en 1995. La mayoría no han tenido ningún tipo de recorrido judicial, pero una de ellas supuso todo un éxito para Manos Limpias: la inhabilitación de Juan María Atutxa como presidente del parlamento vasco. Atutxa se negó a disolver al grupo parlamentario Sozialista Abartzalea tras la ilegalización de Batasuna. Imputado por desobediencia, Atutxa y dos miembros de la mesa terminaron ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco por una querella del sindicato, que ejercía la acusación particular, y la Fiscalía.

Después de que el TSJPV archivase la causa al considerar que no había delito, Manos Limpias llevó el caso al Tribunal Supremo, que acabó condenando a Atutxa en una decisión polémica, porque incumplió su propia doctrina, según la cual no se podía seguir adelante con una causa penal si sólo pide condena a la acusación particular, como fue el caso. Atutxa fue condenado a un año y medio de inhabilitación por desempeñar cargo público y al pago de una multa.

Ausbanc

Bernad, por el contrario, fue condenado por la Audiencia Nacional en cuatro años de prisión por extorsión por haber ejercido presiones contra otras partes en los procedimientos judiciales. El Tribunal Supremo finalmente le absolvió porque consideró que los hechos, que están probados, no eran delito. Este caso no sólo salpicó a Manos Limpias y, de hecho, quien en un inicio salió más perjudicado fue el presidente de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Luis Pineda, que antes de ser absuelto había sido condenado a ocho años de prisión. Al principio la Audiencia Nacional les había condenado a ambos por exigir dinero a cambio de evitar acciones judiciales o campañas de descrédito.

Infanta Cristina

El abogado Pau Molins expuso públicamente esta manera de operar cuando defendía a la infanta Cristina de Borbón. Según explicó el letrado, Manos Limpias –que ejercía la acusación popular– exigió una "cantidad muy importante de dinero para retirar la acusación" contra ella.

Artur Mas

Manos Limpias también fue condenada a pagar una multa de 3.000 euros por difundir la declaración judicial del expresidente de la Generalitat Artur Mas en su causa sobre la consulta del 9-N. El sindicato fue acusación popular en el procedimiento del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Además, también denunció a Mas, Carme Forcadell y diputados del Parlament por sedición y rebelión por la consulta previa a la del 1-O. No tuvo recorrido.

También ha sido protagonista de muchas denuncias que finalmente han quedado en nada. Un caso de no hace mucho fue la querella que interpusieron a Pedro Sánchez por su acuerdo con Junts y la tramitación de la proposición de la ley de amnistía. El Tribunal Supremo, el pasado cinco de abril, dejó la denuncia en papel mojado y no la admitió. En el historial de Manos Limpias también consta una queja que hicieron llegar al Defensor del Pueblo en contra de la ley que permitía el matrimonio homosexual y una denuncia contra los Lunnis, la serie infantil de La 1, por haber mostrado una boda gay.

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