BarcelonaLas elecciones del 12 de mayo del 2024 marcaron ya un antes y un después en la política catalana. Por primera vez desde 2012, los partidos declarados soberanistas no suman mayoría absoluta en el Parlament. Ahora bien, la Diada de esta semana, un año después de la investidura de Salvador Illa –la del pasado año fue justo después de su elección–, certifica un cambio de rasante definitivo de la política catalana.
Aunque el independentismo sigue siendo el movimiento social capaz de movilizar a más gente en una manifestación en Catalunya, está lejos de las convocatorias anteriores, incluso respecto al 2024, cuando consiguió mover el doble de manifestantes que este año. Lo que ocurrió el jueves es un síntoma claro de que las coordenadas que le habían servido al movimiento para ser la principal fuerza en Catalunya –poder en las instituciones y convocatorias masivas en la calle a través de las entidades– ya no le sirven para ser ganador. Es decir, este 11-S es un indicador de que la receta que utiliza el soberanismo desde 2012 ha quedado caducada como fórmula para dominar la política catalana.
¿Qué harán las principales fuerzas ante esta situación? La paradoja es que en los últimos tiempos, los partidos han optado por confiar precisamente en los liderazgos del 2017 para empezar esta nueva etapa. Es lo que han decidido sus militantes: Oriol Junqueras se hizo con el partido frente a quienes querían nuevas caras y Carles Puigdemont casi logró la unanimidad dentro de Junts, donde esperan que el eventual regreso del expresidente, pendiente del Tribunal Constitucional, les dé un revulsivo.
Los afiliados de los partidos y sus cúpulas creen, pues, que Puigdemont y Junqueras pueden liderar el proyecto en las nuevas coordenadas del 2025 –de hecho, ambos ya han cambiado de estrategia en Madrid–, pero ahora está por ver si el electorado piensa lo mismo. La prueba de fuego serán las elecciones municipales –en las que tendrán que competir con un PSC fuerte y con un nuevo actor en auge en las encuestas en sus feudos de la Catalunya interior, Aliança Catalana– o, si hay un adelanto electoral, en España, donde tienen la clave para conceder los presupuestos a Pedro Sánchez. Puigdemont reúne esta semana a los diputados de Junts en Bélgica para fijar la línea de este nuevo curso –con voces que le reclaman incidir más en la gobernabilidad de Catalunya–, mientras que Oriol Junqueras marcará su estrategia el 30 de septiembre en una conferencia, dado que su principal apuesta, la nueva financiación, está atascado en Madrid. ¿Los liderazgos viejos pueden asumir el nuevo tiempo? Queda poco tiempo por descubrirlo.
Las jornadas maratonianas de debate en el Congreso, siempre lleno de tensión, también dejan momentos en los que los diputados se ríen por debajo de la nariz. Es lo que le ocurrió a la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, durante la discusión sobre la reducción de jornada. "Señor Frigodedo", dijo al diputado de Vox José María Figaredo, intentando no perder el hilo de su intervención contra los ultras.
El miembro del consejo de RTVE, la corporación de los medios públicos españoles, propuesto por Junts y elegido recientemente por el Congreso de los Diputados, Miquel Calçada, celebró la Diada colgando un pasaporte falso catalán. "Sacámonos el sueño de las orejas, sólo unidos seremos. Feliz Diada y sobre todo no olviden defender la lengua por todas partes!", pió en la red X.