Lo que no consigue Alberto Núñez Feijóo

BarcelonaNi el CIS ni ninguna encuesta es una foto exacta de la correlación de fuerzas de los partidos, pero los sondeos sí marcan tendencias que suelen confirmarse con el tiempo. Y, desde julio, Alberto Núñez Feijóo debería estar preocupado por lo que dice la demoscopia. Desde que el PP celebró su congreso, en el que se fijó el horizonte de gobernar en solitario, la extrema derecha no ha hecho más que subir. La última encuesta de Opina360 ya propulsó a Santiago Abascal a más de 70 diputados (ahora tienen 33) y el GESOP también lo situaba entre 68 y 72 escaños, con una intención del 18% de los votos. Este lunes el CIS de Tezanos hablaba de un 17,7% para la extrema derecha. Es decir, Feijóo está más lejos que nunca de poder unir a la derecha en torno a su figura. Él le quita hierro diciendo que lo único que ve en los sondeos es que la izquierda se hunde (sobre todo Sumar), pero lo que debería preocuparle es que no consigue taponar la fuga hacia Vox.

El PP ahora ha optado por endurecer el discurso contra la inmigración con la idea de que así será competitivo frente a los de Santiago Abascal. Una vía que ya han probado las demás derechas europeas y algunas izquierdas –proponer políticas restrictivas para limitar la entrada de migrantes– sin demasiado éxito. Este mismo martes Feijóo está en Barcelona: los populares, tras oponerse al traspaso de competencias en inmigración, eligen Catalunya para presentar sus medidas para todo el Estado porque creen que esta es una arista donde pueden abrirse camino en el Principado.

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Ahora bien, ya son unos cuantos los que compiten en este terreno: las políticas de inmigración han dejado de ser solo un tema de la extrema derecha de Vox y Aliança, porque tanto el PP como Junts ya hablan de ello. El argumento de no dejar a los ultras el monopolio de esta cuestión parece más que razonable, pero el riesgo es comprarles el marco. Más allá de las encuestas, las urnas dirán si la estrategia es acertada.