Los partidos se suben al carro de Rigoberta y Eurovisión
En plena campaña en Castilla y León, los líderes buscan visibilidad mediática
BarcelonaLa semana pasada coincidieron dos campañas: la de las elecciones en Castilla y León y la de los grupos que competían en el Benidorm Fest para ser los escogidos y representar a España en Eurovisión. Curiosamente, en un momento dado se entrelazaron y se complicó distinguir entre lo que era discurso político y fenómeno fan. Representantes de la mayoría de los partidos acabaron pronunciándose sobre el concurso y Twitter se llenó de interpretaciones sobre los tintes políticos de la canción Ay mamá de Rigoberta Bandini o el tema en gallego de las Tanxungueiras. Al final ganó con un reggaeton la catalana Chanel, cosa que puso el foco sobre un sistema de votación polémico y, para algunos, poco transparente, que incluso acabó en el Congreso de la mano del BNG y Galicia en Común.
Una de las formaciones que más entró en el fenómeno es Unidas Podemos, que incluso jugó a la competición amistosa entre sus miembros –la ministra Yolanda Díaz abogó por las Tanxungueiras, mientras que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la líder de los comuns, Jéssica Albiach, se decantaban por Bandini y su homenaje a la mujer–. Fuentes del equipo de Albiach explican que el fenómeno “conecta” con sus “bases potenciales”. Con todo, admiten que en determinado momento quizás se pasaron “un poco”: la ola de cuentas de cargos del partido que metieron baza no paraba de crecer.
“Probablemente, lo que explica mejor la politización del caso es que Eurovisión es un festival que miran millones de personas”, expone Carles Pont, profesor de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), que recuerda que la política suele “buscar el impacto mediático”. Esto ha sido estudiado por diferentes investigadores, como Gianpietro Mazzoleni –que hablaba de la “política pop”– y Pippa Norris. Estas teorías, expone el experto, hablan de la “frivolización de la política” y de un “exceso de hiperconectividad”.
Después de la polémica sobre el papel del jurado en el concurso, Galicia en Común también llevó la cuestión al Congreso con una moción y los comuns registraron varias preguntas sobre el tema en la comisión de control de RTVE, explica el diputado Joan Mena: “En este segundo momento, hay un papel de fiscalización de un organismo público”. Junto con Galicia en Común, el BNG también pidió explicaciones. La formación denuncia además “comportamientos gallegófobos” durante el programa. “No nos importa quién irá a Eurovisión, pero en Galicia hubo un descontento social”, señalan voces de la formación. El PSOE ha optado por tener un papel más discreto en el debate, aunque la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ya había apostado en diciembre por Bandini. Incluso en el Govern, la consellera de Igualdad Tània Verge se pronunció a favor de Bandini y el grupo gallego, mientras que el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián lanzó un mensaje en clave monárquica: “Rigoberta Bandini es la única reina que merece ser reconocida”.
La burbuja de Twitter y la batalla cultural
Para Toni Rodón, politólogo y profesor de la UPF, estos debates sirven a los partidos para “mostrar” al votante su mensaje de manera más sencilla en cuestiones como el feminismo o la plurinacionalidad del Estado. Quizás es por eso que la cuestión se convirtió en un arma arrojadiza en medio de la campaña de Castilla y León. Las palabras de Irene Montero, que alabó la canción de Bandini como un “bonito lema feminista”, fueron contestadas por el líder del PP, Pablo Casado, el sábado 29: “Les diría a los ministros de Podemos que se ocuparan también de las mujeres que trabajan en la hostelería. Menos soflamas feministas”. También Vox cargó contra Montero en una atención a los medios.
En este sentido, la doctora en Ciencia Política Gemma Ubasart señala la “batalla cultural” que han librado los partidos alrededor de este tema. Con todo, advierte de los peligros de “magnificar” la “burbuja de Twitter”.