La política española se instala en la bronca
Montero acusa al PP de "promover la cultura de la violación" mientras Ayuso cree que se va "camino de una dictadura"
MadridSi hay una cara que resume el estado de la política española actual es la de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, absolutamente incapaz de parar la bronca parlamentaria que se vive cada día en la cámara. Sus ruegos a los diputados para que se expresen en términos correctos no tienen ningún efecto. Al contrario. Cada día que pasa la tensión sube un grado, y tampoco queda claro cuál es el criterio de la mesa sobre lo que se puede decir y lo que no. El martes, por ejemplo, el vicepresidente de la cámara, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, retiró la palabra a una diputada de Vox por decir "filoetarra", pero este miércoles Santiago Abascal ha hablado de "filoterroristas" ante la pasividad de Batet.
La sesión de control de este miércoles se ha convertido en un guirigay mayúsculo que ha estallado con toda su crudeza cuando la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha acusado al PP de "promover la cultura de la violación" con campañas como las que han hecho la Xunta de Galicia y la Comunidad de Madrid contra la violencia de género. "Nosotros ponemos a la víctima en el centro. Ustedes hacen campañas donde culpan a las víctimas, las responsabilizan, promueven la cultura de la violación que pone en cuestión la credibilidad de las víctimas".
Los escaños de la derecha del hemiciclo han irrumpido en gritos y protestas hasta que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha tenido que intervenir y aceptar que las declaraciones de la ministra no eran "adecuadas". La portavoz popular, Cuca Gamarra, ha pedido la palabra para expresar su indignación y reivindicar el papel del PP en la lucha por la igualdad, pero Montero no ha retirado la expresión: "Pongan ustedes el nombre al mensaje de estas campañas que ponen el foco en las víctimas y no en los agresores", ha dicho. En un tuit posterior se ha reafirmado en la misma idea.
Las protestas de la derecha han continuado fuera del hemiciclo. Gamarra ha exigido la dimisión de Montero, mientras que la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha calificado de "intolerables" las palabras de la ministra. Arrimadas, además, ha puesto el foco en la mesa del Congreso, a la que ha reprochado que este martes hiciese retirar a Vox referirse a EH Bildu como "filoterrorista" y no haya hecho lo mismo con las palabras de Montero al PP. Más tarde, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido a la ministra que "recoja sus cosas del despacho" y dimita en vez de "dar lecciones" y "embarrar" la política.
En cambio, desde Unidas Podemos, el diputado Enrique Santiago ha censurado los anuncios del gobierno de Galicia sobre la violencia machista y ha secundado así el posicionamiento de la ministra de Igualdad. También lo ha hecho vía Twitter la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra.
Las palabras de Montero, sin embargo, no han caído tampoco bien en el PSOE. De hecho, algunos compañeros de gabinete, como la ministra de Justicia, Pilar Llop, han negado que el PP promueva la cultura de la violación. "Como firmante del Pacto contra la Violencia de Género el PP no prevé ninguna cultura contra las mujeres", ha dicho Llop. También el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, ha reconocido que no eran "las mejores palabras en un contexto como este, sobre todo porque ella ha sido víctima de esta violencia verbal".
Ayuso entra en escena
La olla a presión en la que se ha convertido Madrid, sin embargo, no tiene el Congreso como único epicentro, sino que también participa de ello la Puerta del Sol, es decir, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que actúa como verdadera jefa de la oposición a Sánchez para desesperación de Feijóo. Este miércoles, además, ha salido en defensa no del PP, sino de la diputada de Vox a la que el martes le retiraron la palabra. Según la presidenta madrileña, España anda hacia una "dictadura", puesto que Sánchez es un "tirano". "Ahora ya es Sánchez o España", ha resumido.
A primera hora de la mañana el Congreso había entrado en combustión con el choque entre Pedro Sánchez y Santiago Abascal. El líder de Vox ha puesto a prueba la paciencia de Batet hablando de partidos "filoterroristas", en referencia a EH Bildu, y después ha comparado a Sánchez nada más y nada menos que con Nerón y Calígula, los emperadores romanos famosos por su carácter despótico y demente. El presidente español llevaba la respuesta bien preparada y le ha recordado que en el 2000 el gobierno Aznar pactó el traspaso de las competencias de tráfico a Navarra, que el gobierno actual hará efectivo después de un pacto con Bildu: "¿Dónde estaba usted en el 2000? Usted formaba parte de la dirección nacional del PP y del PP vasco. ¡Y no dijo nada! Usted no me puede dar ninguna lección de patriotismo. Su patriotismo tiene un precio, sea el del PP o el de un chiringuito del PP", ha dicho en referencia al cargo que el líder del PP ostentó como presidente de una fundación para el mecenazgo y el patrocinio civil en la Comunidad de Madrid y por la cual cobraba 82.000 euros anuales. Sánchez ha usado también la expresión "menos lobos, Caperucita", cosa que ha provocado las carcajadas de la bancada socialista.
En definitiva, la política española se ha instalado en una bronca continua que sirve a Vox y a Ayuso para ganar visibilidad y al ejecutivo español para esquivar cuestiones incómodas como las rebajas de penas a agresores sexuales que está provocando la ley del solo sí es sí. Este jueves los diputados y senadores del PP se han concentrado en las puertas del Congreso para pedir la dimisión de Montero. Será otra imagen inédita de una legislatura que se está envenenando por instantes.