Parlamento

Cómo el PP se ha quedado a medias pasando página del Proceso

Los populares catalanes no priorizan la batalla independentista en sus propuestas, pero aún deja huella en su discurso

BarcelonaEl Proceso y el combate contra el independentismo ha pasado a segundo plano, también en el PP, aunque todavía se resista a abandonarlo por completo. La "política útil" sin "apriorismos ideológicos" está haciendo agujero al partido en Catalunya y esto se ha visto reflejado en el inicio de legislatura, anunciando las leyes de natalidad y familia, el plan de choque de seguridad y sus propuestas de resolución para el debate de política general, con un claro eje ideológico de centroderecha liberal. ¿Puede que después de más de una década, finalmente el PP opte por "centrar el debate en los problemas reales de los catalanes" sin "perder el tiempo en debates ideológicos estériles"? Esto piensa su portavoz parlamentario, Juan Fernández, aunque hay matices que evidencian que se han quedado a medias. Lo más evidente, que siguen contraponiendo todas sus propuestas con las del "nacionalismo", donde también incluyen al PSC.

En el debate de política general de esta semana no ha habido ninguna propuesta de los populares contra la amnistía y el Proceso no jugó ningún papel más allá de reclamar al Gobierno que tome nota de que los ciudadanos han puesto una mayoría no independentista en la cámara catalana. Fernández incluso dijo que "la amnistía sólo preocupa a una persona, Puigdemont". Y es que la amnistía también ha ido desapareciendo del debate público en España, al menos temporalmente, llegado a la mesa del Tribunal Constitucional. Fuentes del PP recalcan que "en la calle no se habla del Proceso" ni de "cuestiones identitarias" y que la formación ha tomado nota. Así, quieren exhibir su "plan por Catalunya", muy focalizado en la seguridad, la economía, la inmigración, el cambio total en educación o vivienda.

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Ahora bien, lo que van repitiendo los populares es que las prioridades de los catalanes están "muy alejadas" del Govern, que todavía está anclado en "cuestiones ideológicas e identitarias". Aquí es donde permanece en cierto modo el Proceso en el PP, puesto que contraponen su proceder práctico a la supuesta "agenda independentista" del ejecutivo de Isla con la financiación pactada entre el PSC y ERC y las políticas lingüísticas como blanco favorito. Y en este contexto siguen advirtiendo del riesgo de "extender al resto de España" el Proceso, que según el PP es lo que quiere hacer Isla para montar una España confederal. Una estrategia similar la está aplicando el líder estatal del PP, Alberto Núñez Feijóo, en su pulso con Pedro Sánchez. Es el pacto por la financiación lo que impide, dicen los populares, un acuerdo con Isla por cuestiones clave como los presupuestos.

Contexto propicio

El escenario que ha propiciado esta estrategia es que las elecciones del 12 de mayo evidenció una fuerte desmovilización independentista –y que la manifestación de la Diada reuniera a 70.000 personas–, la pérdida de la mayoría favorable al estado propio y un refuerzo del PSC, catapultado como primera fuerza. Los populares quedaron en cuarto lugar, quintuplicando sus resultados hasta ser cuarta fuerza parlamentaria con casi 350.000 votos, un peso que quieren aprovechar para reivindicarse como "la alternativa".

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Así anteponen desde la defensa de la propiedad privada con la expulsión exprés de okupas hasta la construcción de 50.000 pisos con convenios público-privados en vivienda. Los populares están centrados en estos asuntos, pero también en atacar con dureza la multirreincidencia, aclarando que quienes son extranjeros deben ser expulsados, además de la finalización del supuesto "efecto llamamiento" migratorio. Propuestas injertadas del ejemplo municipal, al impulsar Xavier García Albiol en Badalona, ​​donde predomina el pragmatismo combinado con el eje ideológico. De hecho, el PP aprovecha que tiene 15 diputados por pisar territorio creando sinergias, como lo hizo hace unos días con unos vecinos de Roda de Ter que reclamaban la variante en la C-153.

En paralelo, sin embargo, siguen reclamando sacar el factor "identitario" de la enseñanza y volver a un modelo más disciplinado con una presencia mínima del 25% del castellano, cargarse las delegaciones en el extranjero o reducir el presupuesto de TV3. Una apuesta discursiva ambivalente en la que también hay sitio para pedir una mejora de la financiaciónpero con un pacto multilateral no singular –que no concretan porque priorizan la política fiscal de rebaja de impuestos y de adelgazar la administración.