El futuro de las izquierdas

Xavier Domènech i Mar Griera: "El Proceso hizo virar Junts a la izquierda y ahora ocurre lo contrario"

Representantes del Instituto Soberanías

BarcelonaXavier Domènech (Sabadell, 1974) y Mar Griera (Sabadell, 1978) son dos de los representantes del Institut Sobiranies, uno think tank que busca la unidad de las izquierdas soberanistas.

¿Se están saliendo adelante?

— Xavier Domènech (XD): En términos políticos, hemos pasado de 50 diputadas en el 2021 que podríamos adscribir a este espacio a 30 en las últimas elecciones, no podemos escondernos. Pero las encuestas constatan, por ejemplo, que, por debajo de los 50 años, sigue siendo el espacio electoralmente mayoritario.

¿Cuál puede ser la aportación de la izquierda soberanista a las políticas que puedan realizar los gobiernos del PSC y del PSOE?

— Mar Griera (MG): La idea es que los tres partidos que consideramos afines (Comuns, CUP y ERC) puedan converger para facilitar una agenda de izquierdas que vaya más allá de lo que se está haciendo actualmente. Hay espacio político para ser mucho más atrevidos. Nosotros nos planteamos tejer alianzas entre los partidos de izquierda soberanista y los movimientos sociales para que puedan sacar adelante propuestas como la renta básica, políticas atrevidas en términos de emergencia habitacional y transición ecosocial.

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¿En qué se basan para decir que existe una mayoría de izquierdas?

— MG: Cuando miramos las encuestas del CEO vemos que hay una serie de datos que apuntan a que la mayoría social de la población tiene criterios de izquierdas. Por ejemplo, un 70% consideran que deben aumentarse los derechos sociales y políticos de los migrantes; hay una gran mayoría que apuesta por la necesidad de realizar un referéndum; la mayoría defiende que deben hacerse políticas para frenar la emergencia climática. Pero estas opiniones después no se trasladan a escala electoral. El quid de la cuestión es cómo podemos hacerlo para que los partidos de izquierda de este país hagan este tipo de políticas que la población pide.

— XD: Parece que la imaginación política de ese país sólo pasa por una realidad binaria, donde sólo hay dos mayorías posibles, una de unidad patriótica independentista y un tripartito.

Porque son las únicas que han sumado hasta ahora.

— XD: En la anterior legislatura se podía haber configurado una mayoría minoritaria (ERC, Comuns y CUP).

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Si es minoritaria, no habrían podido aprobar las grandes transformaciones que piden.

— XD: Es una mayoría minoritaria que tenía la clave de la gobernabilidad del Estado, poca broma. El PSC tampoco tiene mayoría ahora en el Parlament. Si sólo se imaginan estas dos sumas, de entrada ya se da la centralidad en el PSC o en Junts. Hoy no nos gobierna un tripartito, sino un PSC en minoría. La vieja imaginación política debería superarse. En cualquier caso, éste es un debate político institucional y en el Instituto Soberanías creemos que la clave de vuelta de todo ello pasa por los movimientos sociales y la capacidad de la población misma.

Teorizan la unidad de las izquierdas soberanistas. ¿En algún momento han trabajado conjuntamente?

— MG: Hay muchas experiencias de confluencia, desde la escala local hasta la escala catalana, en temas como los servicios públicos de sanidad, educación, la emergencia habitacional, la pobreza... Lo que a veces ha dificultado esta colaboración son problemas de tipo personal y partidista. Nuestra voluntad es empujar a los partidos de izquierdas para que hagan una política mucho menos conservadora. Es posible imaginar un futuro de izquierdas y es necesario más que nunca construir una agenda que haga viable pensar que no sólo la extrema derecha promueve una narrativa de futuro.

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¿Pueden hacer todo esto sin pasar por el PSC o por el PSOE?

— XD: El centro es cómo se construye una mayoría plural que represente a esta izquierda soberanista. Si después esa izquierda soberanista necesita alianzas para llevar a cabo su programa, ya se verá. Pero las izquierdas soberanistas deben pensar en la viabilidad de sus propuestas más allá de la existencia de otro partido.

¿Y si en España o en Cataluña pasan a gobernar las derechas?

— XD: Si España la gobiernan PP y Vox, el debate ya no sería sobre la confluencia sino probablemente sobre cómo crear un frente de izquierdas o un frente popular. Es verdad que es un momento de cierta depresión colectiva de las izquierdas a escala global y que las extremas derechas no hacen más que avanzar. Nosotros convocamos unas jornadas en noviembre en Girona y confluyó muchísima gente de diferentes sensibilidades. Se vio claramente que necesitamos espacios de debate político. Cuando salimos de las aritméticas parlamentarias resulta que nos parecemos mucho más de lo que suponemos. Empieza a ser hora de generar espacios que hagan emerger esta posible nueva mayoría.

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¿Es más fácil resistir unidos que construir o gobernar juntos?

— MG: Como dice un miembro de Soberanías, Ricard Vilaregut, nosotros queremos poner una mesa que genere hospitalidad para que personas de varios partidos hablen entre ellas y se generen afinidades y complicidades que hagan posible ver que, más allá de lo estratégico, hay unas necesidades de país que reclaman una acción colectiva y conjunta.

— XD: En estas tablas los representantes políticos también concluyen: "Hemos competido demasiado entre nosotros en vez de ocupar, ¿verdad?" En lugar de buscar círculos virtuosos, se han buscado círculos viciosos de competencia. Si está juntos en la pancarta, no puede que no esté juntos en otros lugares. Si estamos juntos en la protesta, debemos estar juntos en la propuesta. Todos estos espacios lo entienden. Otra cosa es si, después, lo hacen prioritario. Soberanías lo hace prioritario.

¿Defienden la unidad electoral también de este espacio?

— MG: Dentro de Soberanías no hacemos ninguna propuesta concreta en este sentido.

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Ustedes hablan de la Catalunya de los ocho millones. ¿Qué les parece el debate sobre la inmigración? ¿Catalunya debería asumir todas las competencias en este ámbito?

— MG: ¿Que Cataluña tenga más autogobierno? Encantada de la vida. La izquierda soberanista, en términos como la inmigración, debe tener posiciones muy claras. Éste es un país de acogida, que se ha hecho con migrantes de todas partes. Es un país donde hemos luchado por atribuir derechos culturales y lingüísticos a toda la población, independientemente de su origen, y, por tanto, debemos seguir batallando esta área. Y debemos evitar a toda costa que el tema de la inmigración sea el caballo de Troya de una derecha que quiere ganar posiciones. Lo que no tendría sentido es que nos ponemos a negociar fronteras o limitaciones a los derechos de existencia de cualquiera, venga de donde venga.

— XD: Si quieres la máxima soberanía para Cataluña, no hay debate. Cualquier competencia es buena. La paradoja de esta situación es que es Junts quien sitúa este debate, en mi opinión porque tiene miedo, y no de los inmigrantes, sino de Aliança Catalana. Y creo que en este juego perdemos todos, y también perderá Junts, porque, normalmente, la gente acaba votando el original y no la fotocopia.

¿Con el final del Proceso es más probable conseguir esta unidad de las izquierdas soberanistas?

— MG: El Proceso genera ciertas tensiones porque es un momento de euforia política, y ese momento de creatividad política inevitablemente tiene consecuencias también en términos de desavenencias personales y desconfianzas. ¿Quiere esto decir que se abre una etapa mucho más propicia a las alianzas? Sí y no. Porque el Proceso hacía que hubiera mucha más posibilidad de imaginar otros futuros. Hoy vivimos en un contexto de un cierto pesimismo existencial y de futuro que hace difícil articular políticamente muchísima gente como en ese momento. Ahora bien, no significa que sea imposible.

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Quizás el referéndum monopolizaba el debate y dejaba de lado el resto de cosas.

— MG: Ahora, en ocasiones, cuando hablamos del Proceso, hay una especie de leyenda negra, pero es importante recuperar la idea de que fue un momento de potencia colectiva. No lo logramos, y también debe ser realista. Hubo presos políticos, gente en el exilio, y además el país con muchas necesidades que no se habían atendido. Pero sí que hubo toda una energía que hace viable pensar que en otros momentos de la historia, en un futuro, podemos ser capaces de movilizarnos para conseguir otros horizontes posibles. ¿La autodeterminación? No sólo.

— XD: El Proceso, de alguna forma, hacía virar no sólo el sentido común del país, sino incluso las fuerzas políticas, hacia las agendas de izquierdas. Y esto se puede ver muy fácilmente comparando lo que votaba Junts en ese momento y lo que vota ahora. Todo proceso de construcción nacional, en la medida en que necesita movilizar al conjunto de la población, necesita incorporar, en momentos de ascenso, agendas que normalmente son de izquierdas, que buscan esa idea de que no hay liberación social sin liberación nacional. Una vez terminado el Proceso, pasa un poquito al contrario. Ahora lo que vemos, en partes yo creo que minoritarias pero significativas, es una reclusión identitaria, una frustración que se expresa malhumoramente y que busca adversarios por todas partes, que ya no es España sino los migrantes, etcétera. Y vemos también cómo Junts está haciendo un viraje hacia la derecha, muy legítimo. Desde las izquierdas, esto debe analizarse y saber qué está pasando.

¿Les han ofrecido formar parte de alguna lista electoral desde que montaron el Instituto?

— MG: Yo no tengo ningún interés en formar parte de listas electorales.

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— XD: Que yo recuerde, no.