Puigdemont hace cambiar los planes de la Moncloa

BarcelonaDurante semanas el eslogan oficial del PSOE fue que Alberto Núñez Feijóo estaba haciendo perder el tiempo a los españoles planteando una investidura condenada al fracaso. Un mantra que utilizaron los socialistas para presentar un PP aislado, que solo podía contar con los votos de la extrema derecha y que, al mismo tiempo, les permitía esconder una realidad que ahora empieza a aflorar. La negociación con Junts no será tan rápida como Pedro Sánchez y el PSOE se habían empeñado en asegurar.

Cada día que pasa hasta el 27 de noviembre es un día perdido para el PSOE. Cuanto más se acerque la fecha límite antes de la repetición electoral, más le costará resistirse a las exigencias de Junts (o de ERC, aunque los republicanos probablemente tienen más que perder en caso de que fracasen las negociaciones). Las encuestas –que ya sobreestimaron la derecha el 23-J– vuelven a apuntar a una probable mayoría absoluta PP-Vox en caso de elecciones generales en enero. En el 2019 la repetición electoral ya no fue beneficiosa para el PSOE, que entonces sí decidió cerrar un acuerdo rápido con Podemos y no dejó pasar mucho tiempo antes de aceptar la mesa de diálogo que exigía ERC.

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Ahora los republicanos reclaman el traspaso de Cercanías y alguna cesión en materia de financiación y, junto con Junts, aspiran a la amnistía ya algún nuevo gesto en lo que se refiere a la autodeterminación. Pero es con Puigdemont donde hay más distancia. Este sábado, el líder de Junts ha insistido en que lo único que puede evitar el fin anticipado de la legislatura es el PSOE, cediendo, claro, a la lista de deseos de los junteros. Las conversaciones, explican fuentes de un lado y otro, avanzan y se están superando obstáculos. Pero todavía no hay acuerdo ni en la amnistía, que el PSOE quiere vincular a la magnanimidad de la Constitución, ni en la figura del mediador, imprescindible según dijo el expresidente en su conferencia de septiembre, aunque se acabe nombrando con otra palabra y no tenga las funciones que los dirigentes de Junts tenían en la cabeza.

El control de los tempos

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, juega con los tempos y, por el momento, se resiste a poner una fecha para el debate de investidura. Sánchez solo tendrá una opción: convencer a Junts de que no podrá cobrar por adelantado. Todo ello, cuando haya pasado la consulta del Consejo de la República para decidir si reclaman a Puigdemont –que preside la entidad– que bloquee la investidura. La oficialidad del catalán en Europa no llegará antes de la investidura –no está prevista ninguna votación en la reunión europea del 24 de octubre– y la amnistía apenas habría empezado a tramitarse. Del referéndum, los socialistas ya han dicho que no piensan aceptar ningún compromiso más que el de seguir dialogando para resolver el conflicto político (sin reconocer el derecho a la autodeterminación de Catalunya). Y aquí se llega al debate sobre la unilateralidad, que ya hizo chirriar las negociaciones al inicio. Junts no renunciará, aunque no haya hecho ningún intento de ponerla en marcha en los últimos años, y el PSOE deberá conformarse con alguna expresión polisémica.

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Los detalles de la semana

1.
La incomodidad del PP por la Hispanidad

Los silbidos del 12-O a Pedro Sánchez que se escucharon en Madrid fueron música celestial para el PP, pero en Barcelona los populares tuvieron una celebración de la Hispanidad algo menos lucida. El líder del partido, Alejandro Fernández, enfrentado a la dirección de Feijóo, se mantuvo bastante alejado de Nacho Martín Blanco, la apuesta de Feijóo, y fuera de las pancartas, lo suficiente para acabar pareciendo uno más de los pocos manifestantes del paseo de Gracia.

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2.

Un extraterrestre en el Círculo de Empresarios

A menudo nos preguntamos cómo vería un extraterrestre lo que ocurre en la Tierra. Salvando las distancias, esta semana hemos tenido una cata en la reunión del Círculo de Empresarios de Madrid, dedicada básicamente a criticar al gobierno español y a la amnistía. El corresponsal del diario económico alemán Börsen-Zeitung no entendía nada mientras iba pidiendo que alguien le contara exactamente en qué perjudicaría la amnistía a la economía española.