Ramón Tamames y la moción de censura que hace sonreír al PSOE

MadridEl PSOE está eufórico con el anuncio de la moción de censura que defenderá el economista Ramón Tamames, de 89 años, desde la tribuna del Congreso como candidato propuesto por Vox, pero hacen todo lo que pueden para que no se les note. En cambio, el PP lo tiene más difícil para disimular la consternación que les provoca la iniciativa. No en vano creen que es un "error", como ya advirtió Borja Sémper, y que solo beneficia a Pedro Sánchez, puesto que durante unos días operará como una cortina de humo perfecta para tapar todos los problemas de la coalición, empezando por la ley del solo sí es sí o la división por la ayuda militar a Ucrania. Vox registrará la moción de censura el próximo lunes, pero la mesa no la verá hasta la semana siguiente, de forma que el debate se situará con toda probabilidad en la segunda quincena de marzo.

El caso es que en Vox tampoco parecen especialmente entusiasmados con un candidato que, como ellos mismos han podido comprobar estos días, no controlan. Tamames ya se ha encargado de subrayar que no comparte algunos de los postulados de Vox, por ejemplo todo lo que hace referencia al estado de las autonomías y al feminismo. El argumento de la extrema derecha es que esta es la prueba de que Tamames es una figura independiente "de amplios consensos", pero lo cierto es que en los últimos días habían dado muestras de falta de convencimiento e Iván Espinosa de los Monteros insistía en que había "otros candidatos". A la hora de la verdad, sin embargo, estos otros candidatos no han aparecido y Abascal se ha visto obligado a abrazarse a Tamames para no hacer el ridículo. Recordemos que Sánchez le pinchó desde la tribuna del Congreso el pasado 24 de enero: "Espabílese, ¡que se le echa el tiempo encima!". El presidente español ya sabía en aquel momento que la moción le convenía básicamente a él, y por eso atacó a Abascal donde más le dolía, en su orgullo.

La estrategia del PSOE

¿Cuál es la estrategia del PSOE de cara a la moción? De entrada lanzan tres mensajes. En primer lugar, "respeto" por la figura de Ramón Tamames, a quien Pedro Sánchez tratará con guante de seda y con quien incluso se podría encontrar antes del debate. Lo que no quieren es que Sánchez parezca insensible atacando sin piedad a un señor de 89 años y que aparezca el fantasma del edadismo, sobre todo porque hay dudas sobre si Tamames podrá soportar el esfuerzo físico que supone la moción de censura.

Por eso la respuesta de Sánchez no irá contra Tamames, sino contra Vox y, especialmente, el PP. En segundo lugar, la crítica a Vox se centrará en el hecho de que no respeta el uso de la moción de censura como una herramienta constitucional, sino simplemente para montar un espectáculo (o sea que Sánchez censurará en público un debate que en privado considera un regalo de los dioses). Y, en tercer lugar, el PSOE atacará, y aquí sí sin piedad, a un PP que considera "en fuera de juego" y alineado con la extrema derecha. De momento, todo lo que rodea la moción de censura alimenta el marco dibujado por el PSOE, incluso la falta de mujeres en el equipo que prepara la moción.

A diferencia de lo que hizo Pablo Casado en la anterior moción de censura de Vox, el PP ya ha anunciado que esta vez se abstendrá. Se trata de una posición que busca un equilibrio imposible entre los que creen que se tiene que votar siempre y sin excepción contra Sánchez (Ayuso) y los que defienden que se tiene que marcar distancias con Vox. Para ellos la moción de censura es un autogol, un disparo al pie de la derecha, que intentarán que pase lo más rápido posible para volverse a centrar en lo que les interesa: la crítica al gobierno de Sánchez y las elecciones municipales y autonómicas de mayo, donde Feijóo se juega buena parte de su futuro.