De las Reinas Magas a las cabalgatas más bíblicas: la guerra cultural navideña entre la derecha y la izquierda
Las tradiciones y símbolos son un campo de batalla explotado políticamente
BarcelonaLas Reinas Magas, belenes con dos madres de Dios o cabalgatas más bíblicas que nunca. Las fiestas y tradiciones son también un campo de batalla de la política: partidos de izquierdas y partidos de derechas se enfrentan estos días en una guerra cultural navideña. Hay episodios controvertidos para dar y vender, empezando por el pesebre viviente de Vilavenut (Pla de l'Estany), que ha dejado fuera a San José y, en cambio, ha incorporado a dos madres de Dios. En Altafulla (ERC-Juntos) las Tres Magas de enero –no los tres Reyes Magos– han hecho la primera visita de su Parque de Navidad con el lema de la Revolución Francesa, "Libertad, igualdad y fraternidad", para reivindicar el laicismo –aunque también hacen una cabalgata tradicional–. En Valencia, en cambio, el consistorio del PP y Vox tiran de la cuerda en sentido contrario: han impulsado las escenas bíblicas de la cabalgata, han añadido cuentos internacionales y se han cargado las referencias valencianas y en la literatura catalana. En la capital de la Comunidad Valenciana la concejalía de Fiestas está en manos de Vox, que ha instrumentalizado este debate.
Lo mismo ha ocurrido en la cabalgata de Reyes de Palma, también con un ayuntamiento del PP con el apoyo de Vox: han recuperado el carácter religioso del desfile eliminando un poco la parte más carnavalesca y potenciando la temática de la natividad de Jesús.
Por otra parte, en un contexto cada vez más diverso de la sociedad, en muchos lugares se han incorporado felicitaciones para fiestas de otras religiones, y en varias escuelas se celebra Navidad sin referencias religiosas y se habla de fiestas de invierno, un concepto avalado por parte de la izquierda. El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont quiso entrar en este debate el 24 de diciembre para defender que hay que celebrar las tradiciones y desear una feliz Navidad: "Reconocer la tradición no nos hace cerrados".
Los símbolos son relevantes
"En espacios aparentemente banales como una cabalgata vemos reflejados debates de gran alcance, no debemos banalizar el poder de los símbolos y de la identidad", argumenta Ivan Serrano Balaguer, profesor de ciencia política de la UOC. Coincide Ana Sofía Cardenal, profesora de ciencia política de la UPF y la UOC, que explica que "el uso político de la tradición no es nuevo, lo diferente es la guerra cultural, que ocupa todos los ámbitos de nuestra vida , convirtiendo en confrontación cuestiones que no se discutían políticamente".
De hecho, la parte simbólica es mucho más relevante de lo que parece. Serrano recuerda que las tradiciones dan unos fundamentos para la comunidad política, que son relevantes en un contexto en el que existe una percepción de riesgo e incertidumbre –con el cambio climático, las migraciones y el capitalismo tecnológico–. Aquí hay corrientes que ponen en cuestión rasgos de la comunidad política: "Ante esto, existe la opción de reinterpretar las tradiciones o la de defenderlas", remacha. Un pulso que se produce actualmente.
Sea como fuere, Cardenal recalca que la importancia del uso de los símbolos y las tradiciones en la política no es sólo algo de la derecha: el nacionalismo y la derecha lo han utilizado mucho –nace de la derecha alternativa de EEUU , dice–, pero también la izquierda desde una perspectiva diferente: con la defensa de minorías y causas culturales, que se han llegado a agrupar bajo el concepto woke. Con el actual panorama, añade que se genera un escenario polarizado en el que la derecha intenta defender las supuestas "mayorías culturales" y la izquierda busca promover "otras realidades" y las minorías.
De hecho, en Italia la politización de las tradiciones por parte de la extrema derecha ha llegado incluso a una propuesta legislativa del partido de la primera ministra, Giorgia Meloni, para proteger las tradiciones cristianas de Navidad en las escuelas. En este caso lo aprovechan para contraponer la sociedad occidental cristiana al islamismo ya un globalismo desarraigado.
