La república independiente del Círculo Ecuestre aclama a Ayuso

BarcelonaCatalunya es una sociedad tan rica y diversa que hay una institución que querría que Isabel Díaz Ayuso se instalara en Catalunya para poner orden de una vez por todas. Esta institución es el Círculo Ecuestre, este club barcelonés de empresarios y gente con posibles que constituye una especie de república independiente situada en un palacete de la confluencia entre la Diagonal y la calle Balmes. Así lo confiesa su vicepresidente Enric Lacalle, que reconoce que muchas de las preguntas que le han pasado los asistentes al acto en el que interviene la presidenta madrileña en realidad son ruegos para pedirle que venga a salvarlos, algo que le transmiten igualmente a gritos, tanto al principio como al final de la charla.

Ayuso les tranquiliza y les hace saber que ella, como madrileña, también se ocupa de los catalanes. "Yo no creo que haya 17 terruños sino uno, y lo que pasa en Barcelona me importa porque esta es mi casa, y por eso ya he venido ocho veces desde que soy presidenta", afirma. Los asistentes aplauden con fuerza. Los periodistas la podemos oír pero no ver, porque nos han vetado la entrada al acto y solo lo podemos seguir por streaming. Ayuso hace su discurso habitual de defensa de las bondades de la Comunidad de Madrid y de los desastres del separatismo (al cual tilda de "diabólico" y "antihumano" citando a Savater) y otras perversiones como el sanchismo. Pero sorprende a todo el mundo cuando afirma, aparentemente de forma seria, que "el gobierno de Pedro Sánchez caerá por el caso Tito Berni". Este caso hace referencia a la trama corrupta del exdiputado socialista de las Canarias Juan Bernardo Fuentes, que ya está apartado del cargo. Sin despeinarse afirma que en las fiestas con cocaína y prostitutas para empresarios del archipiélago que Fuentes organizaba fueron "una quincena de diputados socialistas más" (lo cual no está acreditado), y deja caer que espera que "Sánchez pueda justificar que no haya participado".

Ataque a Sánchez

¿Está Ayuso acusando a Sánchez de participar en fiestas con prostitutas y cocaína? Pues aparentemente sí, a pesar de que no hay ninguna información que apunte en esta dirección ni ningún líder del PP que se haya atrevido a ir tan lejos. Pero, ¿qué más da? Ayuso insiste: "Pedro Sánchez tiene la obligación de dar explicaciones por el caso Tito Berni en lugar de utilizar cosas de hace 15 o 20 años para tapar las de hace tres meses". Queda claro, pues, que la consigna de Ayuso es explotar a fondo este caso para intentar derribar a Sánchez. Habrá que ver si Núñez Feijóo la sigue.

En todo caso, si su vaticinio fracasa la presidenta madrileña tiene una excusa: la moción de censura de Vox. "Se hablaría mucho de esto si no fuera por el cebo de la moción de censura, una moción insensata que se utilizará contra el partido que ya hoy tiene, según las encuestas, más votos que toda la izquierda junta" [el PP], remarca. O sea, que aquí mata a dos pájaros de un tiro: a Vox los acusa de seguirle el juego a Sánchez para ir contra el PP. El público vibra con Ayuso mucho más del que lo haría con Feijóo.

En cuanto al resto del discurso, se podría resumir con una idea: Madrid es la luz y Catalunya la decadencia, y esta decadencia catalana se puede extender al resto de España si no se derrota a Pedro Sánchez, al cual acusa, usando ahora palabras de Teresa Freixes, de maquinar un "golpe de estado". Se pregunta si la situación actual no será "más asfixiante" que la de 2017, porque ahora el independentismo cuenta con un aliado en la Moncloa. "Se tienen que acabar las prácticas totalitarias de Sánchez, que ataca a la familia sin piedad e incluso nos prohíbe tener según qué mascotas", se queja, sin aclarar a qué tipo de animal de compañía se refiere. "Lo que está en juego en las elecciones es España tal como la conocemos", avisa antes de rememorar la admiración que provocaba Catalunya en 1992. "España es una de las naciones más antiguas del mundo y, cuando se formó, Catalunya ya estaba aquí", dice en una frase de resonancias monterrosianas. Y en efecto, saliendo del Círculo, y por poco que haga un esfuerzo, Ayuso podrá comprobar que Catalunya, una que quizás no le gusta especialmente pero que existe, todavía está aquí.