Los silencios de la cúpula de Junts con la gestión de Borràs

Hubo críticas dentro de la dirección admitiendo que el resultado no es bueno

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La presidenta del Parlamento , Laura Borràs, ayer al Parlamento .

BarcelonaEl fin de semana del 29 y el 30 de enero, cuando se intensificaron las negociaciones para evitar la retirada del escaño de Pau Juvillà, la dirección política de Junts per Catalunya decidió “dar confianza” a la presidencia del Parlament para que gestionara la situación. A posteriori, sin embargo, solo la portavoz del partido, Elsa Artadi, cerró filas el lunes con Laura Borràs e hizo “autocrítica” por la falta de unidad independentista. No ha habido más declaraciones de los miembros con más peso del partido. Varios dirigentes consultados por el ARA admiten que la resolución del caso Juvillà no ha sido buena, que se ha vuelto a evidenciar la desunión independentista, que la presidencia del Parlament sale tocada y, de rebote, el discurso de Junts.

Después de la retirada del escaño al diputado de la CUP, no han hablado explícitamente de la situación ni el expresidente Carles Puigdemont -solo difundió el comunicado del Consell per la República que reclamaba defender el escaño de Juvillà hasta las “últimas consecuencias”–, ni el secretario general, Jordi Sànchez, ni tampoco otros caras del Govern. El presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, que el lunes se reunió con el president, Pere Aragonès, en el Palau de la Generalitat, también esquivó el caso y se remitió a las declaraciones de Artadi. Tampoco lo ha hecho el expresidente Quim Torra, el primer damnificado por la Junta Electoral Central y muy crítico con el expresidente del Parlament Roger Torrent cuando le retiró el escaño sin sentencia firme. El expresidente, pese a no militar en Junts, formaba parte del núcleo de la presidenta del Parlament, junto al diputado Francesc Dalmases, que es de los pocos que ha defendido públicamente la gestión de Borràs en las redes. Se ha pronunciado en sentido contrario, sin embargo, otro ex dirigente de este entorno: el ex vicepresidente de la cámara, Josep Costa. Ayer en Vilaweb aseguraba que con el caso Juvillà se había fijado un precedente incluso peor que con Torra: “El pleno ha renunciado a tener la soberanía para decidir sobre esto, y ha dicho que los funcionarios hagan lo que quieran”.

Dos reuniones de ejecutiva

Los silencios de buena parte de la ejecutiva de Junts tienen más que ver con el resultado de la gestión –Juvillà se ha quedado sin escaño y ha habido un nuevo rifirrafe independentista– que con el hecho de si Borràs se tenía que arriesgar o no a desobedecer. De hecho, buena parte de las fuentes consultadas piensan que la presidenta del Parlament se fue poniendo presión con sus propias declaraciones, sin tener claro lo que se encontraría. A raíz del riesgo penal de incurrir en desobediencia, el sábado 29 de enero la ejecutiva del partido deja la gestión del caso en manos de la presidenta del Parlament, pero no se cierra ninguna estrategia concreta –solo se valoran escenarios–. Sí que se piden, sin embargo, “garantías” a la CUP de que si Borràs desobedece, todos los candidatos de Lleida de la CUP se tenían que comprometer antes a no recoger el acta.

De esto se habla todo el fin de semana –por Junts negocian Aurora Madaula, Francesc Dalmases y Josep Rius–, pero no se llega a ningún acuerdo con ERC y la CUP y así se constata el lunes primera hora en una nueva reunión de la dirección del partido. Al encuentro no asiste Borràs –tiene un acto a primera hora y encadena reuniones sobre el caso Juvillà en la cámara– y a partir de aquí la ejecutiva de Junts se irá enterando sobre la marcha de lo que pasa, incluida la propuesta de parar la actividad parlamentaria. De hecho, la dirección no había visto el documento por escrito en el que se explicitaba la propuesta de Borràs para que desobedeciera también el Govern. Algunos le reprochan que se repliegue durante la crisis solo con su núcleo duro.

El pasado lunes hubo intervenciones “duras” en la reunión de la ejecutiva de Junts. No directamente contra Borràs, sino para lamentar cómo el caso Juvillà afecta al discurso de la “confrontación” y provoca una nueva falta de unidad independentista. De hecho, una de las cuestiones que se convinieron –y que algunos creen que Borràs no cumplió en la entrevista en RAC1– fue evitar las críticas a ERC y la CUP. Otros, como Jaume Alonso Cuevillas –que se incorporó a última hora a la negociación– defienden que se tenía que plantear diferente de entrada: “No sé si yo habría librado esta batalla”, dijo ayer a RNE y La2. Él, de hecho, fue defenestrado de la mesa precisamente por plantear los límites de la desobediencia. Algunas voces creen que, después del caso Juvillà, ganarán peso las voces pragmáticas dentro de Junts.

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