Las tres derrotas de Feijóo en Valencia

BarcelonaLa (no) resolución de la crisis política abierta por la nefasta gestión de la dana por parte del gobierno del PP en Valencia ha provocado una triple derrota al frente de la oposición estatal, Alberto Núñez Feijóo, de la que no está nada claro que logre recuperarse. La primera derrota es ante Pedro Sánchez, puesto que ha fracasado en el intento de desviar las responsabilidades hacia el gobierno español. En este punto ha resultado clave la instrucción de la jueza de Catarroja, que desde el primer momento ha subrayado que la ley es clara y las competencias en Protección Civil son exclusivas de la Generalitat (tal y como también se ha demostrado en las alertas meteorológicas posteriores: quien decide cuándo y cómo se envía una alerta es el departamento de Emergencias).

La segunda derrota, y quizás más dolorosa, ha sido contra el propio PP valenciano. Feijóo ha sido incapaz de hacer rodar cabezas cuando tocaba e imponer a un líder de su cuerda (si es que alguien sabe cuál es esa cuerda). Mazón es un líder del casadismo, cercano ideológicamente a Ayuso, y no es ningún secreto que Feijóo preferiría a alguien con un perfil más moderado como el de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Pero en vez de aprovechar la caída de Mazón (no propiciada por él, por cierto, sino por las víctimas que lo abuchearon) para hacer fuego nuevo, ahora resulta que se encuentra con una rebelión del equipo territorial de Mazón para pasar el testigo a Vicent Mompó en una jugada de aires lampedusianos. ¿Y qué hace Feijóo? Pues nada, como siempre, confiando en que el tiempo todo lo cure cuando en realidad lo que ocurre es que las crisis se enquistan y le explotan en la cara.

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En manos de Vox

Y, por último, Feijóo ha perdido la tercera batalla contra Vox, que ahora tiene en sus manos el destino político del País Valenciano. Resulta que la convocatoria electoral es una potestad personal del presidente, pero desde el momento en que Mazón ha firmado su renuncia quien decidirá en realidad es Santiago Abascal, que ahora tiene por delante varias semanas para desangrar al PP valenciano en las negociaciones y, si lo considera oportuno, bajar el dedo al estilo de César y forzar las elecciones. Ya ni siquiera el tempo de las elecciones está en manos de Feijóo, que no se ha atrevido a forzar también la convocatoria electoral porque le da pánico perder un feudo tan importante como el valenciano.

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Pero los amantes del Risk saben que para ganar la partida a veces conviene perder algún territorio, y Feijóo estaría hoy infinitamente mejor si hace un año hubiera forzado las elecciones y hoy la izquierda estuviera gobernando en Valencia. Ya sabemos, sea como sea, que Feijóo tiene aversión a tomar decisiones (y nunca sería un buen jugador del Risk).