Unas elecciones para clarificar el escenario

Gerard Pruna

EL 14 DE FEBRERO ES sin duda la fecha clave del curso político que empieza el 1 de enero. Tres años después, si la pandemia lo permite, Catalunya volverá a celebrar unas elecciones en el Parlament que muchos esperan que sirvan de solución para dejar atrás una etapa marcada por el bloqueo. En plena resaca del referéndum del 1-O, el ensayo de declaración de independencia, el 155, la prisión y el exilio, las de 2017 fueron unas elecciones con una vertiente emocional muy fuerte, en que más allá de los proyectos de cada partido mandaba el debate sobre si después de aquel otoño límite el independentismo podía retener a la Generalitat. Ahora, tres años después, los comicios se presentan como una cita clave para determinar hacia donde tiene que avanzar el país. Con un índice elevado de indecisos y con dudas sobre la movilización, las encuestas apuntan a un duelo entre ERC y JxCat, que someterán a escrutinio el apoyo de las dos estrategias que han esbozado: el diálogo con el Estado mientras se acumulan fuerzas para un nuevo embate, o lo que se ha denominado como “confrontación inteligente”.

LAS DOS ESTRATEGIAS hace tiempos que conviven con dificultades en el Govern, y tanto ERC como JxCat esperan que las elecciones sirvan para decidir qué se impone. Las urnas, pues, condicionarán un año 2021 que tendrá, sin embargo, otros focos. La ley de amnistía llegará en marzo al Congreso, porque las consecuencias de la represión siguen siendo evidentes y se verán también en la Moncloa -que tiene que decidir sobre los indultos y la reforma de la sedición-, en la Eurocámara -donde se tiene que resolver el suplicatorio de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí- y en los tribunales -donde continuarán avanzando causas como la de 13, que afecta a una treintena de altos cargos del Govern.

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EN MADRID, CATALUNYA marcará también el principio del curso político. Además de responder a la crisis económica y social derivada del covid, las elecciones son el primer gran reto de un año que el gobierno de PSOE y Unidas Podemos afronta reforzado por los presupuestos pero condicionado por la pugna constante que mantiene con otros poderes del Estado. El pulso con la cúpula judicial ya hace meses que es una batalla descarnada. La renovación del Consejo General del Poder Judicial aparece como una de las carpetas principales que tiene que resolver el ejecutivo español, que, una vez pasado el 14-F y empezado el tramo final de la pandemia con la vacunación, también tendrá que dar pasos para recuperar la mesa de diálogo y dotarla de contenido.