Gobernabilidad en el Estado

Yolanda Díaz, la otra figura tocada del gobierno español

Sumar trata de convertir la derrota parlamentaria de la reducción de jornada en un revulsivo electoral

MadridHace meses que Sumar ve cómo se hunden sus perspectivas electorales en las encuestas. De ahí que uno de los objetivos estratégicos de la formación es conseguir que se identifique la marca de Yolanda Díaz como el motor del progreso social dentro del gobierno español. En esta meta desempeña un papel central la reducción de la jornada laboral. Tal es la importancia que se le ha dado a medida que la vicepresidenta segunda del gobierno español y ministra de Trabajo hizo antes del verano una gira por varios puntos del Estado para promocionarla y la formación diseñó una campaña específica para promoverla con el lema "Trabajar menos, vivir mejor". Díaz se ha implicado a fondo mientras el PSOE se ha mantenido en un segundo plano ante una propuesta que a Sumar le sirve para marcar perfil propio dentro de la coalición. Por todo ello, la derrota de este miércoles en el Congreso es sobre todo una vez para Díaz.

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Desde el PSOE se desentienden, por tanto, del fracaso de un proyecto de ley que lleva la marca de Sumar y se ha negociado con Junts desde el ministerio de Trabajo. Fuentes socialistas niegan que sea una derrota atribuible al gobierno español en su conjunto y apuntan a una gestión torpe de los tiempos de la negociación por parte de Sumar. Sin embargo, la parte mayoritaria del ejecutivo ha evitado señalar públicamente a Díaz y se ha limitado a defender la medida sin hacer sangre. Tampoco han ido contra los de Carles Puigdemont, a los que aún necesitan para garantizar la gobernabilidad en el Estado y aprobar nuevos presupuestos. Una actitud de los socialistas diferenciada de la beligerancia que exhibió la vicepresidenta en el debate de la enmienda a la totalidad de Junts. Díaz subió el tono contra los junteros, con los que fue muy dura, y desplegó un vocabulario –con referencias al "hilo rojo de la historia", la "lucha de la clase trabajadora" y contra "el capital"– más escorado a la izquierda que en otras ocasiones.

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¿Por qué esa actuación? Fuentes socialistas le atribuyen a que Díaz se había implicado mucho en una negociación que ha terminado en decepción y dicen entender su cabreo, si bien aspiran a que se reconduzca por no hacer peligrar los puentes con Junts. También se explica, por su parte, por la voluntad de Sumar de convertir la derrota parlamentaria en un revulsivo electoral. Sumar ha llamado a la movilización –a la que ya respondieron los sindicatos este miércoles– y el discurso de alto voltaje de Díaz encaja con el clima reivindicativo que la formación aspira a instalar entre la ciudadanía. Fuentes de Sumar, de hecho, consideran que este revés puede incluso beneficiarles porque enciende una llama y les da la tan ansiada visibilidad asociada a una reclamación que tiene una gran aceptación social. Es un asunto en el que, además, todos los partidos que componen el grupo parlamentario están de acuerdo y les permite sortear la división interna que generan otras carpetas.

Así pues, Sumar y Díaz continuarán presionando con el objetivo de "recuperar" la calle con la cabeza puesta en el próximo ciclo electoral. Ahora bien, esta indignación movilizadora convive con la frustración del electorado progresista de ver cómo, en la práctica, el espacio político a la izquierda del PSOE no ha sido capaz de aprobar esta medida por mucho que haga ruido para defenderla. En el partido de Díaz, sin embargo, alegan que esta semana pueden esgrimir otros logros en el avance social como haber logrado aprobar el decreto de ampliación de los permisos por nacimiento y cuidado de los hijos en la sesión de este martes en el Congreso. El ataque directo que dirigió a principios de semana el gobierno del israelí Benjamin Netanyahu tanto contra Díaz como contra la ministra de Izquierda Unida, Sira Rego, también se lee como otro empuje a ese espacio que ha hecho de la denuncia del genocidio en Gaza otra de sus banderas. Ésta, en competición directa con el PSOE.

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La popularidad perdida

Uno de los argumentos de Junts para desacreditar a Díaz fue que la insistencia por aprobar un texto que, a juicio de los junteros, era perjudicial para los autónomos y pequeñas empresas catalanas, se debía no a la bondad de la medida sino a que era "prácticamente su supervivencia política". El CIS refleja cómo la popularidad de Díaz ha ido a la baja desde el 23-J cuando un 12,2% de los encuestados la elegían como opción preferida para presidir el gobierno español. En el barómetro de septiembre, le elige un 4,8%, lo que queda lejos de aquella etapa, pero supone una mejora de casi un punto respecto a julio. La negociación de los presupuestos y las elecciones autonómicas del próximo año volverán a poner a prueba su proyecto y su maltrecha capacidad de liderazgo.

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