La gobernabilidad del Estado

El declive de Yolanda Díaz

Cae en la valoración de los líderes del CIS e Isabel Díaz Ayuso la supera como preferida por ser presidenta del gobierno español

La vicepresidenta segunda del gobierno español, Yolanda Díaz, en atención a los medios.
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MadridCuando Pablo Iglesias nombró a Yolanda Díaz como su sucesora al frente del espacio político a la izquierda del PSOE, era una de las ministras mejor valoradas del gobierno español y se convirtió, dado el paso al lado por parte del fundador de Podemos, en la líder con mejor puntaje en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Justo antes de las elecciones generales del 23 de julio de 2023, Díaz era la dirigente política mejor valorada con una nota de 4,84 y la tercera ministra con mayor puntuación (un 5,17). Un 12,2% de las personas encuestadas respondía que era su opción preferida por ser presidenta del gobierno español por detrás sólo de los candidatos del PSOE y del PP, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Un año y pico después, el CIS constata un declive de la popularidad de Díaz. En el barómetro de este mes de octubre, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no es ya la líder mejor valorada. Obtiene una puntuación inferior a Sánchez y Feijóo, de 3,99. Como miembro del ejecutivo español, Díaz ha caído hasta la decimotercera posición con un 4,22 y se aleja del aprobado que sí obtienen los ministros socialistas de Defensa y de Economía, Margarita Robles y Carlos Cuerpo. A la pregunta de "quien preferiría que fuera el/la presidente/a del gobierno en estos momentos", Díaz desciende a la quinta posición y sólo responden su nombre el 4,2%. La superan no solo el líder de Vox, Santiago Abascal, con el 6,6% de sus respuestas, sino la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con el 5%.

¿Qué ha pasado para que se haya deslustrado la imagen de Díaz? Por un lado, la vicepresidenta segunda acusa el desgaste de las disputas internas en el espacio político que iba a liderar –con la ruptura con Podemos como el episodio más sonado– y de los malos resultados de su proyecto personalista, Sumar, en su último ciclo electoral. De hecho, esto ya provocó que dimitiera en junio como líder de Sumar, un proyecto todavía en construcción que ha tenido que rehacer sus planes para ceder mayor protagonismo a las formaciones que debían integrarlo –Más Madrid, Izquierda Unida o los comunes– que denunciaban falta de democracia interna por el hiperliderazgo de Díaz . Con el futuro de Sumar aún por definir y el nuevo rol adoptado por Díaz –el partido nombró una dirección provisional tras el paso junto a su impulsora y el 14 y 15 de diciembre celebrará una segunda asamblea para determinar el nuevo rumbo–, la vicepresidenta segunda ha disminuido su exposición mediática.

Fuentes de su equipo explican que Díaz está ahora totalmente volcada en su rol institucional y que Sumar "va por su propio carril", del que se ha desvinculado. Sobre el impacto que esto podría tener sobre la percepción pública de su liderazgo y las valoraciones que traslada el CIS, las mismas fuentes aseguran que no están preocupadas y que estas puntuaciones "van y venden". Ahora bien, también admiten que Díaz necesita que se aprueben los presupuestos generales del Estado para el próximo año para poder introducir las políticas de las que hace bandera.

Agenda social y corrupción

De momento, la negociación presupuestaria del PSOE con Junts sigue atascada aunque hay conversaciones en marcha, según relatan fuentes gubernamentales. Podemos también ha subido el precio justamente en ámbitos que reivindica Sumar, como es el problema de la vivienda –el partido lila exige que bajen los precios del alquiler por ley un 40%–. Díaz, como miembro de la coalición, tiene menos margen para exigir medidas drásticas a los socialistas, aunque fuentes del grupo parlamentario de Sumar advierten que "irán subiendo la temperatura progresivamente" contra el PSOE. De hecho, este martes, se alió con el PP para que el Congreso deba autorizar el envío de armas al exterior, sin contar con el criterio de los socialistas. A cambio, los populares apoyaron una reforma de Sumar sobre las hipotecas.

Díaz también presiona en materia de fiscalidad, ha explicado ella misma. El hecho es que Sumar necesita demostrar su utilidad forzando avances en la agenda social en una legislatura mucho menos prolífica que la anterior, cuando era Unidas Podemos el socio minoritario y Junts no era determinante.

De hecho, Díaz prevé materializar antes de que acabe el año uno de los grandes compromisos electorales de Sumar: la reducción de la jornada laboral. La negociación con los agentes sociales se ha alargado meses y todavía no existe acuerdo con la patronal. En una entrevista en TVE este martes, la vicepresidenta segunda ha advertido a la CEOE de que no hará más propuestas y que echará por el derecho aunque se opongan a ello. De esta forma, Díaz podrá atribuirse una victoria en un asunto en el que, dicen desde su equipo, ha estado totalmente centrada.

Por otra parte, la vicepresidenta segunda se encuentra desplazada en la batalla que mantienen PSOE y PP. De hecho, Díaz ha explicado que "no se siente cómoda" en esta guerra de querellas entre los dos principales partidos estatales y ha lamentado que esto genera desafección ciudadana. "No comparto esta forma de hacer política. No me van a encontrar", ha dicho, reivindicando que "la política va a poner medidas sobre la mesa". Ahora bien, aunque Díaz se postule como alternativa a ese "clima de tensión y de insultos permanente", la confrontación mediática constante le aleja del foco y le dificulta imponer el marco propositivo que le convendría.

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